Pasantías: destacan los cambios, pero advierten que hacen falta (…)

Argentina – 18/10/2011 – La Nación – Pág. 2/Economía & Negocios – Tiempo de Lectura: 3′ 52»
 
Pasantías: destacan los cambios, pero advierten que hacen falta controles:
Mercado laboral para los jóvenes
Empresarios valoran las prácticas para secundarios; desde el sindicalismo temen posibles fraudes
Por Silvia Stang | LA NACION
Entre la valoración positiva de la misión de acercar al estudiante al mundo del trabajo y el temor por un uso abusivo de la práctica, el sistema de las pasantías laborales está con frecuencia en la mira. Desde este mes en particular, lo está por la entrada en vigor de un nuevo esquema para alumnos de los dos últimos años del ciclo de educación secundaria.
Con la aprobación del decreto 1374 se llenó un vacío normativo, porque la ley 26.427, de fines de 2008, modificó las condiciones para las pasantías de estudiantes de nivel superior, pero dejó sin marco a las prácticas para los secundarios. La decisión oficial fue bien recibida por entidades empresarias, que, de todas formas, siguen sosteniendo que aquella reforma aprobada por el Congreso (a la que el decreto no modifica) impone restricciones que hacen poco atractivo el sistema.
Ahora podrán existir convenios entre las empresas con las autoridades del sistema educativo y con establecimientos para la inserción de los secundarios en las prácticas.
Las pasantías no podrán durar más de seis meses ni tener una carga superior a las 20 horas semanales, con una duración total de 100 horas como mínimo. En ese aspecto, los contratos son más restringidos que los permitidos para estudiantes del ciclo superior, que son de un máximo de 12 meses y prorrogables por medio año más.
Un aspecto en el que resulta más flexible el régimen para secundarios es el de la retribución económica. El decreto dispone que los pasantes secundarios pueden recibir una asignación como estímulo, mientras que la ley que rige para las otras pasantías fija que la empresa debe pagar el equivalente al salario básico de convenio de la actividad, en forma proporcional a la carga horaria.
El decreto también fija cupos para la contratación de pasantes según el tamaño de la firma. Medido como porcentaje de la dotación, se permite una mayor presencia de estas relaciones en las unidades más pequeñas. Así, una empresa con seis trabajadores podría tener dos pasantes (tope del 33%), mientras que para una firma con 50 o más empleados el máximo es del 10% de la plantilla.
«El decreto establece una serie de herramientas para prevenir la utilización abusiva, evitar el fraude laboral y garantizar los lineamientos básicos para asegurar la calidad formativa de los pasantes», evaluó el abogado Alvaro Galli, del estudio Beccar Varela, que asesora a empresas. Agregó que se prevé la designación de instructores para el diseño de los planes, el seguimiento de los pasantes y la evaluación del desempeño.
Según Galli, las pasantías cumplen «una función social esencial», aunque existe un preconcepto de que se usan para abaratar costos. «Eso se debe a que en muchos casos que llegaron a la Justicia se ha constatado una utilización abusiva por parte de algunas empresas», afirmó.

Utilización en caída
«El tema siempre tuvo su lado oscuro por la falta de controles», expresó Alberto Tomassone, abogado asesor del Sindicato de Empleados de Comercio. Según dijo, en un momento «llegó a haber empresas con más pasantes que trabajadores». No obstante ello, coincidió en que son un elemento importante, sobre todo, en un contexto de falta de escuelas técnicas que preparen a los jóvenes para la vida laboral. Para Tomassone, los fallos judiciales sobre el uso irregular de las pasantías enfriaron en la práctica el uso de los contratos.
El vicepresidente de la Unión Industrial Argentina y referente a nivel internacional para el empresariado en temas laborales, Daniel Funes de Rioja, afirmó que la vigencia de un sistema de pasantías es positiva, sobre todo, en un contexto donde, con la crisis internacional, se agrava el problema de la desocupación juvenil.
«Hacen falta políticas concretas ligadas a la inserción de los jóvenes, y al estímulo no sólo tendiente a generar condiciones para la incorporación al mundo del trabajo, sino también para que haya un vínculo sustentable entre la formación y el empleo disponible», apuntó Funes de Rioja. El abogado destacó, entre los puntos del decreto, la aclaración de que en la pasantía no existe relación laboral.
En la opinión de Funes de Rioja, el nuevo esquema para secundarios debería complementarse con una reforma de la ya mencionada ley 26.427, «para que el régimen general y este régimen especial para secundarios se complementen y se integren».
El contenido formativo de los contratos es uno de los aspectos destacados en cuanto al deber ser de una pasantía. «Cuando el empresario las usa para tener mano de obra barata y la pasantía carece de contenido educativo, es una desnaturalización», sostuvo Federico West Ocampo, asesor legal del sindicato de la sanidad. Según afirmó, desde el sector sindical «no podríamos estar en contra de la vinculación entre el estudiante y el trabajo, pero no puede haber en esas relaciones una sustitución del trabajo».
Para West Ocampo, un factor esencial es el control por parte del Estado, para evitar que la pasantía se transforme en «una forma legal para degradar aún más el trabajo precario».

(Situación Laboral)

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