La economía crece, pero ahora crea menos empleo

Argentina – 30/08/2011 – Clarín – Pág. 7/Sección: El País – Tiempo de Lectura: 3′ 34»
 
UN FENOMENO NOTORIO EN LA ACTIVIDAD INDUSTRIAL
EN FOCO
Alcadio Oña
S i se da por válido el último informe del INDEC, la tasa de desocupación está en el 7,3 %, muy por debajo del pico de 2002.
Pero no es la mejor medida compararla con los registros de la crisis: todavía es mayor a la de algunos años de los 90 y a la de todos los 80 y los 70.
Con esta salvedad, la recuperación del empleo ha sido evidente durante el kirchnerismo. Tan cierto como que, desde hace un tiempo y pese a seguir a buen ritmo, la economía está creando bastante menos trabajo que en la primera fase del ciclo K. Lo dicen las propias estadísticas de la Seguridad Social.
Una cosa fue lo que pasó hasta mediados de 2007, y otra de allí en adelante. Con un episodio en el trayecto: aunque nunca fue reconocida por el Gobierno, la recesión de 2009 implicó una fuerte destrucción de puestos de trabajo.
Entre mayo de 2003 y junio de 2007, el empleo total aumentó un 48,7 %. Y de junio de 2007 a marzo de 2011, el 17,5 %, menos de la mitad.
La diferencia en la cantidad de meses de un período y el otro es tan pequeña que no desdibuja el cambio que se ha producido en el panorama laboral. Hasta 2007, por cada punto de suba del PBI se creaban 68.000 puestos nuevos y desde entonces, 30.000.
En las mismas estadísticas, tomadas de la AFIP, asoman otras transformaciones igualmente considerables:

De 2003 a 2007, el empleo privado saltó un 53 %. Y un 44,4 %, la ocupación en la industria manufacturera.

Entre 2007 y marzo de 2011, el cuadro pegó un vuelco. El aumento en el sector privado se replegó al 15 % y nada menos que al 10,3 % en la actividad industrial.
Todo ocurrió, antes y después, en medio de un proceso de crecimiento económico casi sin precedentes, por su magnitud y extensión. Y aun computando el impacto de la recesión de 2009, pasa, simplemente, que ahora la economía demanda menos mano de obra.
No es poco que los datos oficiales canten una notoria desaceleración en la ocupación industrial. Justo en una actividad que genera valor agregado, empleos de calidad y afirma el tejido social.
Más todavía. Las estadísticas del INDEC revelan que en el sector manufacturero la dotación de asalariados es inferior a la de 1997, a la que existía hace 14 años. Para algunos analistas, esto prueba una reindustrialización pendiente y un repunte muy desparejo.
La pregunta sale sola: ¿por qué una economía que marcha a tasas elevadas ahora genera menos empleo que antes? Una explicación es que durante los primeros años del kirchnerismo había una enorme capacidad de producción ociosa, en condiciones de absorber empleo. Y además a bajo costo, gracias a la sobreoferta provocada por la desocupación.
Otra, semejante, la aporta el especialista Ernesto Kritz, cuando vincula el precio del factor trabajo con el de la inversión en equipamiento.
Dice que hasta 2007, el precio del factor trabajo había crecido menos y que a partir de ese año la relación empezó a revertirse.
Puesto de otra manera, se está sustituyendo trabajo por máquinas, la mayor parte importadas y con tipo de cambio favorable.
Esa opción eligen los empresarios ante el aumento de los costos laborales, asociados a los salarios.
Hay algunas explicaciones adicionales. Por ejemplo, la insuficiencia de mano de obra calificada para ciertas actividades y la preferencia por agregar turnos en lugar de incorporar personal.
Los salarios son, en realidad, un subproducto de la inflación.
Y mejorarlos es el modo como, quienes pueden, enfrentan la trepada de los precios. Limpiamente, la culpa no habría que buscarla en los sueldos.
Otra mirada sobre aquellas dos etapas de la era K muestra un dato también relevante: entre 2003 y 2011, la ocupación en el sector público aumentó un 69
%. Resulta todavía menor al que hubo en el privado, sólo que la brecha viene estrechándose firmemente desde 2007.
Es posible que en este fenómeno influya la formalización de personal contratado o temporario, bajo la presión de los gremios estatales.
Pero los había y los hay en cantidades, tanto en oficinas provinciales y municipales como en las nacionales.
Un estudio reciente de SEL Consultores agrega un elemento al cuadro, ciertamente inquietante. Aun cuando ha retrocedido, en el cuarto inferior de la pirámide social la desocupación supera el 17 %, con un 15 % de empleo intermitente que dura menos de tres meses. Esto significa que, por momentos, la tasa ronda el 30 %: llanamente, precariedad laboral fuerte y condiciones de vida y sueldos que no son para envidiar.
Hay estaciones en las que el tren de la economía pasó de largo, por más empeño que Amado Boudou ponga en elegir los avances que a menudo destaca.
El crecimiento es, desde luego, algo ponderable. Pero lo es mucho más, si sus beneficios son distribuidos equitativamente. Los planes sociales ayudan, aunque nunca igualan a un trabajo justo y digno.

(Situación Laboral – DGI)

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