Aluar, obligada a operar con chatarra

Javier Madanes Quintanilla, accionista y director de Aluar, está gastando no pocas horas en un nuevo negocio, por el cual no cobrará un centavo: tiene que lograr que su empresa consiga, a precios internacionales, unas 1.000 toneladas de chatarra de aluminio por mes, para a su vez vender sin margen de ganancia alguno ese producto a unas cinco compañías que se dedican a captar esa chatarra (básicamente, compactos de latitas de gaseosas) y refinarla hasta trasformarla en aluminio de segunda mano.
Aluar no tiene una sola división dedicada a ese negocio, ya que sólo produce aluminio original o primario. Esa nueva e impensada actividad surgió como una «sugerencia» del secretario de Comercio, Guillermo Moreno. ¿Con qué propósito? El de realizar una importación controlad a de esa chatarra, que sirve para abastecer a la industria autopartista, en particular para la fabricación de cajas de transmisión y blocks para motores.
A comienzos de mes, Moreno convocó a una reunión entre Madanes Quintanilla y los representantes de cámaras autopartistas y metalúrgicas que habían denunciado la supuesta cartelización de los acopiadores locales de chatarra.
«En la Argentina cuesta u$s 2.100 la tonelada de chatarra de aluminio, contra un precio internacional de u$s 1.650», precisó el autopartista Norberto Taranto, uno de los principales productores de blocks de aluminio. Con excepción de las llantas, que se hacen con aluminio primario, el resto de los componentes usan aluminio secundario.
La demanda actual ronda las 3.500 toneladas mensuales, pero la ampliación de la fábrica de cajas de Volkswagen llevaría esa demanda a 5.000 toneladas. El corolario de la reunión fue que Madanes Quintanilla se comprometió a importar y revender, al costo, 1.000 toneladas mensuales de chatarra.

(Bebidas)