Crece el interés por mecanizar las cosechas

Argentina – 02/07/2011 – Los Andes – Tiempo de Lectura: 5′ 10»
 
Tanto en la olivicultura como en la fruticultura analizan su implementación. Los productores consideran que esto permitiría bajar los costos y optimizar las tareas culturales en muchos sectores agrícolas.
Crece aceleradamente, en la región, el interés por la mecanización de las labores agrícolas, particularmente la cosecha. Esto responde, más que a la posibilidad de reducir costos -que, según todo parece indicarlo, efectivamente se logra con las máquinas- a la necesidad de las empresas de asegurarse la recolección de los frutos en los tiempos que la naturaleza de los cultivos lo exige.

Lo de la mecanización agrícola no es de ahora, ya que hace unos años que se están metiendo, en las fincas, fierros que no se veían por estas latitudes, aunque llevaban ya mucho rodaje en las explotaciones de los países del Hemisferio Norte con producciones similares a las del Centro Oeste argentino.

Las cosechadoras de uvas fueron las primeras máquinas que sentaron una presencia de mayor relevancia; y más tarde llegarían prepodadoras, despuntadoras; deshojadoras, desbrotadoras, todas ellas como alternativas al trabajo manual.

La vitivinicultura es la actividad que registra el mayor nivel de mecanización en la región; pero el interés se ha extendido, particularmente después de las últimas dos temporadas, a empresarios y establecimientos que llevan adelante otros cultivos.

A esta altura, «la mecanización está instalada como una necesidad, y las prestaciones de los equipos están sobradamente comprobadas» según afirmaba en su momento, en este mismo espacio, Patrice Barrère, presidente de Barrère Argentina S.A., una de las firmas que hizo punta con este tema en la región.

En efecto, si bien es sabido que la mayor parte de las operaciones realizables por máquinas, todavía se llevan a cabo manualmente, es tal la preocupación por resolver el problema que plantean las relaciones laborales que lo que en principio era de interés de productores o empresas de punta, hoy ya se ha instalado firmemente en el plano de las organizaciones empresariales y organismos de investigación y extensión.

Todos preocupados
Así, en el último mes hubo por lo menos tres reuniones (dos ellas hace una semana) en distintos ámbitos, para profundizar en este asunto.

Una de ellas tuvo lugar en un hotel del centro de Mendoza, convocada por la Asociación de Industriales Metalúrgicos (ASINMET) y el Instituto de Desarrollo Industrial, Tecnológico y de Servicios (IDITS). Fue parte de las actividades previas a la realización (del 8 al 11 de septiembre, en la capital provincial) de una nueva edición de la ExpoMetalmecánica.

Los organizadores de la muestra, que promueven los negocios de los fabricantes locales de maquinaria para (entre otros rubros) el campo y la agroindustria regionales, juntaron a varios referentes del sector fabril con dirigentes de organizaciones de productores y técnicos de empresas (inclusive de La Rioja). El encuentro, obviamente, sirvió a la estrategia de promoción de la Expo; pero lo llamativo fue que en este caso los industriales metalmecánicos fueron también a escuchar cuáles eran las demandas tecnológicas de la otra parte.

El empresario Julio Totero, secretario de ASINMET, confirmó que es creciente la preocupación de los productores por la mecanización de sus labores, aunque lamentó que desde los sectores productivos regionales (incluida la agroindustria) no haya un compromiso mayor con la industria local de maquinarias «cuyo desarrollo tecnológico -aseguró- cumple acabadamente con estándares de calidad equiparables al de los equipos extranjeros» que se utilizan en la región.

En olivares del Este
Por otra parte, la Asociación Olivícola de Mendoza (Asolmen) y la Estación Experimental Agropecuaria Junín del INTA realizaron el viernes de la semana pasada una jornada demostrativa de máquinas para cosechar aceitunas.

El encuentro, que tuvo lugar en esa unidad del organismo nacional (en el Este de Mendoza), sirvió para que productores y técnicos pudieran conocer las distintas alternativas de cosechadoras semimecanizadas disponibles en el mercado y la forma de utilizarlas según las características de las plantaciones.

Básicamente la maquinaria presentada consistió en equipos de brazos extensibles tipo «peine» o «sacudidores de rama» de diversas fuentes de alimentación (explosión, neumática o eléctrica). Cada empresa presentó sus productos y demostró en planta las características de trabajo de su desarrollo tecnológico. También así, en las versiones neumáticas, se presentaron accesorios alternativos para la poda (motosierras y tijeras).

En diálogo con FINCAS, el Ing. Agr. Carlos Puertas, investigador en Olivos de la EEA Junín coincidió en que «uno de los principales problemas que aparecen al momento de la cosecha es la falta de mano de obra» y apunta que «este problema, creciente en los últimos años, se ha convertido en una verdadera limitación en la organización y planificación de cualquier predio agrícola».

El investigador advirtió que «a la escasa oferta de mano de obra (que afecta directamente los costos de cosecha), los precios pagados al productor se alejan mucho de los obtenidos años atrás» por lo que «en este contexto, es imperioso contar con alternativas que permitan suplir la falta de personal y poder mejorar los beneficios». Reconoció no obstante que las alternativas de mecanización presentadas en la reunión de Junín no permiten prescindir de la mano de obra, «pero -aseguró- la eficiencia de cosecha por operario puede mejorarse significativamente».

La ciruela del Sur
Un día después, el sábado pasado, la Cámara de Comercio, Industria y Agropecuaria de San Rafael organizó, junto con la Fundación CEDE, un seminario sobre cosecha mecánica en viticultura, fruticultura, olivicultura y horticultura.

Lo sustancial de las exposiciones estuvo centrado en la mecanización aplicada a la cosecha de vid y ciruelas para desecar. Hay que recordar que el Sur mendocino concentra las tres cuartas partes de la superficie cultivada con ciruela en Mendoza (lo que equivale a decir en Argentina). Más de la mitad de las propiedades están en San Rafael y algo más de la quinta parte en General Alvear.

Los ingenieros agrónomos Esteban Farré y Gustavo Kobayashi, basaron su presentación en la experiencia desarrollada en la finca San Rafael Arcángel, de la empresa PROA, en plantaciones de ciruela para desecar. Pero, a partir de los datos provinciales de ese cultivo, dejaron algunas conclusiones que es mejor no soslayar, como el tema de la disponibilidad de mano de obra, para justificar por qué mecanizar la cosecha (ver aparte). Se admite que hay varios aspectos a considerar, en cuanto a las condiciones que debe tener un cultivo de ciruela para poder mecanizar la cosecha, pero se aclara que todos pueden resolverse técnicamente.

Junto a los técnicos expusieron fabricantes de maquinarias y contratistas que prestan el servicio de cosecha, una modalidad que ha seguido creciendo en la provincia, con opciones que incluyen hasta la logística para entregar las uvas en la bodega.

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