Tomada: «La mayor conflictividad se produce dentro de los sindicatos»
Argentina – 13/05/2011 – Tiempo Argentino – Pág. 4 – Tiempo de Lectura: 3′ 36»
DESMINTIÓ QUE EXISTAN DESBORDES SALARIALES: El ministro aseguró que las disputas más resonantes responden a enfrentamientos entre gremios y en el interior de los mismos. «No hay un Estado represor ni que deja hacer, sino uno que ha recuperado su capacidad de arbitraje», destacó.
DESMINTIÓ QUE EXISTAN DESBORDES SALARIALES: El ministro aseguró que las disputas más resonantes responden a enfrentamientos entre gremios y en el interior de los mismos. «No hay un Estado represor ni que deja hacer, sino uno que ha recuperado su capacidad de arbitraje», destacó.
Ignacio Chausts
Cuando asumimos en 2003 la conflictividad era motivada or la cuestión social, gente que se movilizaba para hacer saber que existía; nos teníamos que ocupar de la entrega de comida en el ámbito laboral. Luego, con la recuperación, el conflicto fue por el salario. Hoy diría que hay dos tipos de conflictividad, una vinculada a la negociación colectiva y otra vinculada a lo inter e intra sindical. Curiosamente estos terminan siendo los conflictos más pesados y fuertes.» Con esas palabras libres de matices, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, sentó la posición del gobierno acerca de muchos de los episodios de conflictividad laboral que, tal como sucedió en los casos de Aerolíneas Argentinas o el Sindicato del Petróleo y Gas de Santa Cruz, llevan a la paralización de la actividad, y que ponen sobre el tapete cuestiones vinculadas al accionar sindical.
A pocas horas de que se sepa oficialmente si su destino estará puesto en la competencia electoral por la jefatura de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el funcionario utilizó sus ocho años a cargo de la cartera laboral -es el ministro de Trabajo de mayor permanencia en ese cargo en la historia- para desentrañar el escenario actual. «La conflictividad en términos de negociación colectiva (salario y condiciones de trabajo) es baja, en realidad, más allá de que en toda negociación pueda haber tironeos, anuncios de paro, y ese tipo de cosas. Lo que está sucediendo en casos como Aerolíneas o el de los trabajadores del petróleo en Santa Cruz es una connictividad vinculada a lo intrasindical. Curiosamente, estas disputas que deberían dirimirse en base a procedimientos legales que ya existen terminan siendo los conflictos más fuertes», afirmó. Y ejemplificó con lo sucedido en la aerolínea de bandera. «Un conflicto entre gremios de Aerolíneas Argentinas no debería dar lugar a parar los vuelos. Claramente es un caso donde un conflicto intersindical daña no solamente a los usuarios sino a una empresa que todos dicen defender», afirmó.
Tomada se refirió también al conflicto desatado por la Federación Argentina Sindical de Petróleo que conduce Alberto Roberti, que frenó una docena de refirnerías por un reclamo salarial. «La presidenta fue muy clara en este tema. La conflictividad ya empezó a tener otra subjetividad. Tenemos bloqueadas las refinerías por un porcentaje para la mutual, es inadmisible», declaró el funcionario.
Asimismo, desligó al sector de la CGT que conduce Hugo Moya-no. «En estos momentos, la mayor conflictividad viene casualmente de los sectores que no pertenecen a la CGT de Moyano. Hoy la provocan sindicatos vinculados al barrionuevismo o a organizaciones políticas partidarias», afirmó Tomada. Además, agregó que la presidenta no cuestiona el conflicto, sino la forma de dirimirlos. «Si para resolver un conflicto intra o intersindical el primer camino que tomas es marcar la cancha, antes incluso de sentarte a negociar para encontrar la solución por los mecanismos institucionales, vas a tener estos escenarios. No hay un Estado represor ni que deja hacer, sino un Estado que ha recuperado su capacidad de mediación y arbitraje.
Parecería razonable entonces que los procedimientos fueran otros, por ejemplo, que se respetara la conciliación obligatoria.»
SALARIOS. En relación a las actuales negociaciones paritarias, Tomada afirmó que estas se están desarrollando con absoluta normalidad, y pidió tener en cuenta la real capacidad adquisitiva del salario en lugar de hacer «una mala lectura de los porcentajes». En tal sentido, afirmó que para llegar a un salario que calificó como «razonable» de $ 3200 o $ 3500 para una categoría inicial de obrero industrial, un determinado sector tendría que efectuar un aumento del 60%, porque «el punto de partida de los gremios es diferente». Dijo que las dificultades recientes para alcanzar un acuerdo en los sectores metalúrgicos y alimentación responden a que las patronales se basan más en el porcentual que en el nivel al cual debe llegar el salario de los trabajadores. Y cargó contra algunos empresarios y medios que «fogonean porcentajes escandalosos».
«En Argentina, nadie paga lo que no puede ni nadie pide lo que sabe que no le van a pagar. Muchas veces se hizo escándalo en la tapa de algunos diarios con respecto a algún incremento salarial. Ninguna empresa cerró por dar incrementos salariales; más aun, durante este período, desde 2003 a 2010, es cuando más empresas se crearon en la historia argentina. Entonces, no pasa por el salario, queda claro eso», dijo.
Cuando asumimos en 2003 la conflictividad era motivada or la cuestión social, gente que se movilizaba para hacer saber que existía; nos teníamos que ocupar de la entrega de comida en el ámbito laboral. Luego, con la recuperación, el conflicto fue por el salario. Hoy diría que hay dos tipos de conflictividad, una vinculada a la negociación colectiva y otra vinculada a lo inter e intra sindical. Curiosamente estos terminan siendo los conflictos más pesados y fuertes.» Con esas palabras libres de matices, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, sentó la posición del gobierno acerca de muchos de los episodios de conflictividad laboral que, tal como sucedió en los casos de Aerolíneas Argentinas o el Sindicato del Petróleo y Gas de Santa Cruz, llevan a la paralización de la actividad, y que ponen sobre el tapete cuestiones vinculadas al accionar sindical.
A pocas horas de que se sepa oficialmente si su destino estará puesto en la competencia electoral por la jefatura de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el funcionario utilizó sus ocho años a cargo de la cartera laboral -es el ministro de Trabajo de mayor permanencia en ese cargo en la historia- para desentrañar el escenario actual. «La conflictividad en términos de negociación colectiva (salario y condiciones de trabajo) es baja, en realidad, más allá de que en toda negociación pueda haber tironeos, anuncios de paro, y ese tipo de cosas. Lo que está sucediendo en casos como Aerolíneas o el de los trabajadores del petróleo en Santa Cruz es una connictividad vinculada a lo intrasindical. Curiosamente, estas disputas que deberían dirimirse en base a procedimientos legales que ya existen terminan siendo los conflictos más fuertes», afirmó. Y ejemplificó con lo sucedido en la aerolínea de bandera. «Un conflicto entre gremios de Aerolíneas Argentinas no debería dar lugar a parar los vuelos. Claramente es un caso donde un conflicto intersindical daña no solamente a los usuarios sino a una empresa que todos dicen defender», afirmó.
Tomada se refirió también al conflicto desatado por la Federación Argentina Sindical de Petróleo que conduce Alberto Roberti, que frenó una docena de refirnerías por un reclamo salarial. «La presidenta fue muy clara en este tema. La conflictividad ya empezó a tener otra subjetividad. Tenemos bloqueadas las refinerías por un porcentaje para la mutual, es inadmisible», declaró el funcionario.
Asimismo, desligó al sector de la CGT que conduce Hugo Moya-no. «En estos momentos, la mayor conflictividad viene casualmente de los sectores que no pertenecen a la CGT de Moyano. Hoy la provocan sindicatos vinculados al barrionuevismo o a organizaciones políticas partidarias», afirmó Tomada. Además, agregó que la presidenta no cuestiona el conflicto, sino la forma de dirimirlos. «Si para resolver un conflicto intra o intersindical el primer camino que tomas es marcar la cancha, antes incluso de sentarte a negociar para encontrar la solución por los mecanismos institucionales, vas a tener estos escenarios. No hay un Estado represor ni que deja hacer, sino un Estado que ha recuperado su capacidad de mediación y arbitraje.
Parecería razonable entonces que los procedimientos fueran otros, por ejemplo, que se respetara la conciliación obligatoria.»
SALARIOS. En relación a las actuales negociaciones paritarias, Tomada afirmó que estas se están desarrollando con absoluta normalidad, y pidió tener en cuenta la real capacidad adquisitiva del salario en lugar de hacer «una mala lectura de los porcentajes». En tal sentido, afirmó que para llegar a un salario que calificó como «razonable» de $ 3200 o $ 3500 para una categoría inicial de obrero industrial, un determinado sector tendría que efectuar un aumento del 60%, porque «el punto de partida de los gremios es diferente». Dijo que las dificultades recientes para alcanzar un acuerdo en los sectores metalúrgicos y alimentación responden a que las patronales se basan más en el porcentual que en el nivel al cual debe llegar el salario de los trabajadores. Y cargó contra algunos empresarios y medios que «fogonean porcentajes escandalosos».
«En Argentina, nadie paga lo que no puede ni nadie pide lo que sabe que no le van a pagar. Muchas veces se hizo escándalo en la tapa de algunos diarios con respecto a algún incremento salarial. Ninguna empresa cerró por dar incrementos salariales; más aun, durante este período, desde 2003 a 2010, es cuando más empresas se crearon en la historia argentina. Entonces, no pasa por el salario, queda claro eso», dijo.
(Sector Energía – Ministerio de Trabajo, Empleo y Form. de Recursos Humanos – Situación Laboral)
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