Presión empresaria aquí y en Brasil

Argentina – 19/05/2011 – La Nación – Pág. 2/Economía & Negocios – Tiempo de Lectura: 3′ 59»
 
Conflicto en el Mercosur / El lunes comenzarán las negociaciones: Tanto brasileños como argentinos tratan de que sus respectivos gobiernos endurezcan sus posiciones: Oliver Galak
LA NACION
Mientras los negociadores argentinos y brasileños se preparan para la ronda de conversaciones que comenzará el lunes en Buenos Aires, a uno y otro lado de la frontera el sector privado mete presión con el objetivo de endurecer las posturas de sus respectivos gobiernos. Funcionarios de ambos gobiernos ratificaron ayer que buscarán preservar la relación bilateral. Pero los empresarios expresaron que deben mantenerse aquellas trabas comerciales que defienden algunos sectores industriales.
El presidente de la poderosa Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp), Paulo Skaf, rechazó los reclamos de la ministra de Industria argentina, Débora Giorgi, a la imposición por parte de Brasil de licencias no automáticas (LNA) para la importación de autos y repuestos, y calificó sus quejas como «puro llanto», utilizando la palabra «choradeira», que se usa para los berrinches infantiles.
«La ministra Débora no debería reclamar, porque ella siempre está creando problemas con Brasil -dijo Skaf al salir del seminario «Encuentro de Economía Verde Brasil-Suecia», promovido por la Fiesp, con motivo de la visita del primer ministro de Suecia, Fredrik Reinfeldt-. Debería primero mirar lo que andan haciendo ellos en relación con Brasil, corregir sus actitudes y después reclamar por las posturas del gobierno brasileño».
Sus comentarios se referían a las constantes denuncias en los últimos meses de exportadores brasileños, que aseguran que la Argentina se demora más de 60 días -plazo límite establecido por la Organización Mundial del Comercio (OMC)- en liberar la entrada a nuestro país de varios de sus productos incluidos en el sistema de LNA. Según denuncian los brasileños, se destacan los casos de maquinarias agrícolas y artículos de línea blanca varados en la frontera, o de pastas y golosinas que, pese a que ingresaron, no podían ser vendidos por retrasos en la entrega de certificados sanitarios.
«A veces se requieren hasta 10 meses para tener la liberación, dejando sin previsión tanto al importador argentino como al exportador brasileño», afirmó Skaf.
En la Argentina, diversas cámaras empresarias adoptaron una postura similar. «No nos conviene a ninguno de los dos países el conflicto. Sin embargo, nosotros nos encolumnamos con el gobierno nacional. Nuestros funcionarios necesitan sentirse respaldados para sentarse a negociar con firmeza», dijo Pedro Bergaglio, presidente de la Fundación Pro Tejer, en un encuentro con periodistas.
El empresario textil, dueño de una fábrica de suéteres, defendió a rajatabla el accionar del Gobierno («aunque hoy hablar bien de este gobierno no sea cool «) y señaló que, en realidad, lo que Brasil está buscando no es desactivar las trabas argentinas sino compensar la caída del superávit bilateral que tenía con la Argentina en el comercio de manufacturas de origen industrial, que pasó de casi US$ 8000 millones en 2008 a 6000 millones en 2010. Según indicó, los retrasos en las LNA argentinas no son un problema «porque los importadores ya saben que hay alguna restricción y hacen el pedido con tiempo».
Bergaglio se quejó de que muchas cámaras «que se beneficiaron con las licencias deberían haber salido en tropel a defender al Gobierno y no salieron», aunque no quiso identificarlas. Y dijo que no teme que los negociadores argentinos vayan a ceder frente a Brasil. «Hagan la reunión donde la hagan, después tienen que volver a Buenos Aires», ironizó.
Del lado del Gobierno
Entre las cámaras que sí se sumaron a la defensa de las LNA figura la que agrupa a los fabricantes de acumuladores eléctricos (Cafae), que denunció que en los 90 la importación brasileña redujo a un tercio la cantidad de fábricas de baterías y expresó su apoyo a las autoridades argentinas «por preservar la actividad industrial ante los incumplimientos sistemáticos de la parte brasileña». También los metalúrgicos nucleados en Adimra y las pymes de Cgera se encolumnaron con el Gobierno y diferenciaron las LNA argentinas, que «resguardan la industria local», de las medidas brasileñas, que consideraron «absurdas e injustificadas».
A estos sectores pareció ayer dirigirse la ministra Giorgi, cuando afirmó: «No vamos a ser ingenuos y no vamos a ceder ni un palmo en ninguna negociación cuando veamos que se le puede anular el horizonte a una pyme o poner en peligro un solo puesto de trabajo».
En Brasil, en tanto, no sólo la Fiesp defendió la dureza de su gobierno. Durante un foro sobre desarrollo en Río de Janeiro, el vicepresidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil (que congrega a exportadores e importadores de ese país), José Augusto de Castro, opinó que la respuesta brasileña era necesaria. «En verdad, Brasil malacostumbró a nuestros socios. Llega un momento en que hay que decir basta», indicó.
«¿Cuánto tiempo hace que la Argentina viene creando dificultades? Prometen que van a emitir la licencia en 60 días, pero ese plazo se estira a 120, 180 días. Recientemente, autorizaron la importación, pero prohibieron la venta en el mercado interno. ¿Cómo hace una empresa para vender allá sin saber si conseguirá entregar sus productos, y, si los entrega, si podrá venderlos?», se preguntó.
Con la colaboración de Alberto Armendáriz, corresponsal en Brasil.

(Sector Alimenticio – Actividad Económica – Panorama Económico)

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