Preocupación por la caída de la actividad económica
Argentina – 08/06/2012 – Clarín – Pág. 29/Sección: Opinión – Tiempo de Lectura: 4′ 20»
Panorama internacional
Por Marcelo Bonelli
Varias estimaciones coinciden en advertir que la economía argentina puede entrar en recesión en la segunda mitad del año. Las respuestas del Gobierno acentúan la incertidumbre.
La economía argentina dejó de crecer en el segundo trimestre y, de no mediar correcciones importantes, entraría en recesión en la segunda mitad del año.
Panorama internacional
Por Marcelo Bonelli
Varias estimaciones coinciden en advertir que la economía argentina puede entrar en recesión en la segunda mitad del año. Las respuestas del Gobierno acentúan la incertidumbre.
La economía argentina dejó de crecer en el segundo trimestre y, de no mediar correcciones importantes, entraría en recesión en la segunda mitad del año.
A partir de abril todos los indicadores reflejan un estancamiento y las proyecciones más optimistas dicen que el trimestre terminará en junio con crecimiento cero. Ese es el dato que se maneja en la Unión Industrial Argentina. Un informe reservado sostiene que los indicadores fabriles sufren un fuerte parate.
También los trabajos reservados que contrata la Asociación de Bancos confirman la desaceleración y lo admite en privado la propia Cámara de la Construcción, por el freno a la obra pública y la parálisis en el mercado inmobiliario. Un documento de la Federación Agraria refleja cómo la sequía –a su vez– redujo la cosecha y el aporte que la producción agropecuaria le hace habitualmente al crecimiento.
Nicolas Dujovne –un economista escuchado por banqueros y empresarios– dice que ya se estancó la actividad y que la caída del segundo semestre será del 2%.
El ex ministro Jorge Remes Lenicov lo advirtió con todas las letras: «Ya estamos en recesión».
La crisis mundial explica una parte del deterioro, pero los hombres de negocios coinciden en una cuestión central: el pésimo manejo del Gobierno acentuó la incertidumbre y aceleró el deterioro económico.
Ese inadecuado funcionamiento agrava los efectos del agotamiento del modelo. La cuestión la reflejaron varios informes de Wall Street, en los cuales se hace mención a la impericia del equipo económico y evaluaron las versiones sobre una supuesta pesificación del pago del Boden 2012.
La propia Presidenta tuvo que aclarar el tema, frente al descrédito internacional que tienen sus funcionarios económicos.
Por eso Cristina dijo: «Todos van a cobrar sin problemas el Boden». El trabajo del JP Morgan a cargo de Vladimir Werming insiste en los desequilibrios macroeconómicos y habla de la faltante de dólares.
El documento del influyente Torino Latin American, sostiene que lo peor es la desaceleración. Su economista Jorge Piedrahita sostiene: «La actividad económica se ha desacelerado, al punto que según nuestra óptica ya entró en recesión».
El desmanejo cambiario aumentó los problemas y volcó parte del consumo a la compra de dólares. Como anticipó Clarín, el problema ya generó una fuerte disputa entre los ocho funcionarios que ocupan los puestos clave en el equipo económico. Guillermo Moreno deslinda su responsabilidad y ahora acusa a Ricardo Etchegaray de ser el responsable de los controles absurdos, el envío de perros y otras medidas que calentaron el paralelo. Ricardo Etchegaray salió esta semana y deslindó responsabilidades: «A la política cambiaria la fija el Banco Central».
Fue una respuesta directa a Moreno, porque en el Gobierno se sabe que Mercedes Marco del Pont recibe instrucciones del secretario de Comercio. Axel Kicillof se apartó del tema después de que la Presidenta lo reprendió por sugerir desdoblar el mercado de cambios.
Eso se vio en su traspié en YPF Nadie lo consulta a Hernán Lorenzino y su inexistente influencia generó una versión de su probable renuncia.
Pero no la concretó a pedido de grupo de bancos locales que lo patrocinan y buscan tener información calificada con Lorenzino como informante dentro del Gobierno.
Pero a los líderes del movimiento empresario les preocupa la caída de Julio De Vido. Para industriales y banqueros De Vido es un hombre leal a la Presidenta, y a la vez un interlocutor confiable y racional. Cristina Kirchner, en la misma semana, lo desalojó de YPF y le sacó la Secretaria de Transporte.
Así lo somete a un deterioro público, cuando el ministro ya le ofreció la renuncia en privado a la Presidenta.
Ocurrió en noviembre pasado, en una reunión a solas. De Vido manifestó su deseo de dejar el cargo y permitirle a Cristina rearmar el gabinete de Planificación. La Presidenta le contestó con una velada amenaza: «Vos te quedás acá, en el Gabinete. Porque si te vas, terminas en Tribunales». El ministro no fue el único que tuvo un traspié en la conformación de la YPF estatal. Hubo intensos debates internos, donde quedaron golpeados el propio Kicillof, los gobernadores y el titular de la Comisión Nacional de Valores.
Alejandro Vanoli, de la CNV, recibió muchas críticas por la ausencia de un control profesional, en defensa de los accionistas. Las objeciones las recepcionó el gobierno y vinieron de la SEC de Manhattan. Kicillof –un intelectual formado– quedó como director del Estado, pero muy aislado y sin compañía en el directorio. Sólo lo asistirá Eduardo Basualdo y tuvo que ceder el control de varias áreas claves de YPF.
Los gobernadores lograron lugares, pero tampoco pueden influir en el manejo de YPF. Jorge Sapag lo admitió en la reunión privada de la OFEPHI. El mandatario dijo: «Perdimos derechos, porque tenemos una clara minoría. Vamos a ser las primeras víctimas políticas, si YPF no tiene plata para invertir».
Miguel Galuccio fue el claro ganador de la negociación. Obtuvo un control casi total de la compañía, fruto de los tres encuentros semanales que tiene con Cristina Kirchner. Galuccio ubicó a siete personas de su entorno en los lugares clave de YPF y ganó la pulseada con Kicillof sobre la forma de manejar la petrolera: convocará a capital internacional, respetando los parámetros del mercado mundial.
Pero no la tiene fácil. Aun cumpliendo su ambicioso plan de inversión, ocurrirá una cosa: Argentina deberá gastar 40.000 millones de dólares en importaciones de hidrocarburos, hasta el fin del mandato de Cristina.
Copyright Clarín, 2012.
También los trabajos reservados que contrata la Asociación de Bancos confirman la desaceleración y lo admite en privado la propia Cámara de la Construcción, por el freno a la obra pública y la parálisis en el mercado inmobiliario. Un documento de la Federación Agraria refleja cómo la sequía –a su vez– redujo la cosecha y el aporte que la producción agropecuaria le hace habitualmente al crecimiento.
Nicolas Dujovne –un economista escuchado por banqueros y empresarios– dice que ya se estancó la actividad y que la caída del segundo semestre será del 2%.
El ex ministro Jorge Remes Lenicov lo advirtió con todas las letras: «Ya estamos en recesión».
La crisis mundial explica una parte del deterioro, pero los hombres de negocios coinciden en una cuestión central: el pésimo manejo del Gobierno acentuó la incertidumbre y aceleró el deterioro económico.
Ese inadecuado funcionamiento agrava los efectos del agotamiento del modelo. La cuestión la reflejaron varios informes de Wall Street, en los cuales se hace mención a la impericia del equipo económico y evaluaron las versiones sobre una supuesta pesificación del pago del Boden 2012.
La propia Presidenta tuvo que aclarar el tema, frente al descrédito internacional que tienen sus funcionarios económicos.
Por eso Cristina dijo: «Todos van a cobrar sin problemas el Boden». El trabajo del JP Morgan a cargo de Vladimir Werming insiste en los desequilibrios macroeconómicos y habla de la faltante de dólares.
El documento del influyente Torino Latin American, sostiene que lo peor es la desaceleración. Su economista Jorge Piedrahita sostiene: «La actividad económica se ha desacelerado, al punto que según nuestra óptica ya entró en recesión».
El desmanejo cambiario aumentó los problemas y volcó parte del consumo a la compra de dólares. Como anticipó Clarín, el problema ya generó una fuerte disputa entre los ocho funcionarios que ocupan los puestos clave en el equipo económico. Guillermo Moreno deslinda su responsabilidad y ahora acusa a Ricardo Etchegaray de ser el responsable de los controles absurdos, el envío de perros y otras medidas que calentaron el paralelo. Ricardo Etchegaray salió esta semana y deslindó responsabilidades: «A la política cambiaria la fija el Banco Central».
Fue una respuesta directa a Moreno, porque en el Gobierno se sabe que Mercedes Marco del Pont recibe instrucciones del secretario de Comercio. Axel Kicillof se apartó del tema después de que la Presidenta lo reprendió por sugerir desdoblar el mercado de cambios.
Eso se vio en su traspié en YPF Nadie lo consulta a Hernán Lorenzino y su inexistente influencia generó una versión de su probable renuncia.
Pero no la concretó a pedido de grupo de bancos locales que lo patrocinan y buscan tener información calificada con Lorenzino como informante dentro del Gobierno.
Pero a los líderes del movimiento empresario les preocupa la caída de Julio De Vido. Para industriales y banqueros De Vido es un hombre leal a la Presidenta, y a la vez un interlocutor confiable y racional. Cristina Kirchner, en la misma semana, lo desalojó de YPF y le sacó la Secretaria de Transporte.
Así lo somete a un deterioro público, cuando el ministro ya le ofreció la renuncia en privado a la Presidenta.
Ocurrió en noviembre pasado, en una reunión a solas. De Vido manifestó su deseo de dejar el cargo y permitirle a Cristina rearmar el gabinete de Planificación. La Presidenta le contestó con una velada amenaza: «Vos te quedás acá, en el Gabinete. Porque si te vas, terminas en Tribunales». El ministro no fue el único que tuvo un traspié en la conformación de la YPF estatal. Hubo intensos debates internos, donde quedaron golpeados el propio Kicillof, los gobernadores y el titular de la Comisión Nacional de Valores.
Alejandro Vanoli, de la CNV, recibió muchas críticas por la ausencia de un control profesional, en defensa de los accionistas. Las objeciones las recepcionó el gobierno y vinieron de la SEC de Manhattan. Kicillof –un intelectual formado– quedó como director del Estado, pero muy aislado y sin compañía en el directorio. Sólo lo asistirá Eduardo Basualdo y tuvo que ceder el control de varias áreas claves de YPF.
Los gobernadores lograron lugares, pero tampoco pueden influir en el manejo de YPF. Jorge Sapag lo admitió en la reunión privada de la OFEPHI. El mandatario dijo: «Perdimos derechos, porque tenemos una clara minoría. Vamos a ser las primeras víctimas políticas, si YPF no tiene plata para invertir».
Miguel Galuccio fue el claro ganador de la negociación. Obtuvo un control casi total de la compañía, fruto de los tres encuentros semanales que tiene con Cristina Kirchner. Galuccio ubicó a siete personas de su entorno en los lugares clave de YPF y ganó la pulseada con Kicillof sobre la forma de manejar la petrolera: convocará a capital internacional, respetando los parámetros del mercado mundial.
Pero no la tiene fácil. Aun cumpliendo su ambicioso plan de inversión, ocurrirá una cosa: Argentina deberá gastar 40.000 millones de dólares en importaciones de hidrocarburos, hasta el fin del mandato de Cristina.
Copyright Clarín, 2012.
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