Negociaciones con los Brics y Francia
En la Cumbre del G-20, Argentina busca fortalecer lazos y fijar una posición común con otros países que quieren abandonar las políticas de ajuste fiscal y pasar a medidas keynesianas que promuevan el crecimiento y el empleo.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner llegó ayer a Los Cabos, México, para participar de una nueva cumbre del G-20, la séptima en tres años desde que estalló la crisis internacional. La esperaba un calor agobiante y un clima de preocupación por la continuidad de un caos económico que no encuentra salida. «Los problemas empezaron hace cinco años y todavía no sabemos si estamos cerca del final», reconoció el presidente de la OCDE, Miguel Angel Gurría, en un encuentro de empresarios, el Business 20, paralelo a la reunión de jefes de Estado. La cumbre de mandatarios comenzará hoy y tendrá lugar hasta mañana. El anfitrión, Felipe Calderón, ofreció anoche una cena a los pocos que habían llegado, a la que CFK finalmente no asistió. Decidió prepararse para las sesiones de hoy tras un día agitado, que había comenzado en Nueva York. Además de las dos reuniones plenarias y el almuerzo de trabajo, la Presidenta mantendrá en esta ciudad tres encuentros bilaterales. Serán con el presidente francés, François Hollande; con su par ruso, Vladimir Putin, y se agregó otra con su colega brasileña, Dilma Rousseff. La Argentina busca fortalecer lazos con todos ellos, que empujan en la misma dirección respecto de cuál debería ser la respuesta del G-20 a la crisis global: abandonar las políticas de ajuste fiscal y pasar a medidas keynesianas que promuevan el crecimiento y el empleo.
Fuentes oficiales explicaron a este diario cuáles son los tres ejes que dominan las discusiones en este momento. El primero es, justamente, un fuerte debate entre la postura de algunas potencias, encabezadas por Alemania, en favor de seguir forzando a los países en crisis –Grecia, España, Italia, Irlanda y Portugal– a achicar sus déficit, y el reclamo de las potencias en ascenso –los Brics: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica– de volver a acciones concretas de reanimación de la economía. Argentina, como se dijo, se alista en este último grupo. La segunda cuestión es una de las banderas que Cristina Kirchner ha levantado en todos los encuentros del G-20: limitar la influencia de las calificadoras de riesgo. «El documento final de la cumbre planteará una recomendación a los reguladores financieros para que neutralicen el accionar de las calificadoras», revelaron las fuentes. Por ahora, el consejo no pasaría de ahí, pero sería una señal clara en contra de la influencia negativa que ejercen esas evaluadoras en el sistema financiero internacional.
El tercer tema también interesa a la Argentina especialmente. Tiene que ver con el rechazo al proteccionismo. Estados Unidos y la Unión Europea vienen presionando al país por su política de administración del comercio, al punto de que presentaron una queja ante la Organización Mundial de Comercio (OMC). Los países en desarrollo, entre ellos Argentina, responderán aquí que debe rechazarse el proteccionismo en sentido amplio. Esto es, además de las medidas arancelarias, acciones para-arancelarias como el rechazo a exportaciones por motivos ecológicos, fitosanitarios u otras excusas. Esa será la respuesta de Cristina Kirchner si llegara a surgir alguna referencia a la Argentina, aunque en la delegación que la acompaña lo descartan, puesto que «nunca se vio que en las cumbres del G-20 se discutan temas bilaterales».
CFK llegó ayer a las cuatro de la tarde –tres horas más en la Argentina– al hotel Fiesta Americana, que le fue asignado por la organización. Comparte el lugar con la primera ministra de Australia, Julia Gillard, y sus pares de Chile, Sebastián Piñera; Colombia, Juan Manuel Santos, y Benin, Thomas Boni Ya Yi. También se alojan el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, y el director de la OCDE, Miguel Angel Gurría. Todos ellos son invitados especiales del presidente Calderón, lo mismo que Mariano Rajoy, el jefe de gobierno español, quien se hospeda en otro hotel. «Hola», saludó la mandataria a la prensa argentina que la esperaba debajo de un toldo para resguardarse de un sol que achicharra. A la propia Presidenta la aguardaba personal del hotel con una sombrilla lista para cubrirla. De blusa y anteojos negros, sonriente, recibió saludos de bienvenida y fue trasladada en un carro de golf hasta sus habitaciones. El hotel tiene una de las mejores canchas de golf de la zona, diseñada por el ex campeón Jack Niklaus.
La primera vez que Los Cabos empezó a trascender internacionalmente como lugar turístico fue en los años ’60, cuando el actor John Wayne venía en su avión privado a estas playas desérticas. En ese entonces había tres hoteles. Hoy son un centenar, la mayoría grandes resorts, con spa y vista al mar. El balneario se encuentra en la punta de la península de Baja California, esa «pestaña» que se le abre a México sobre la costa del Pacífico. Es una región rica en especies marinas, con ballenas que llegan para tener sus crías, y eso fue lo que atrajo al divulgador científico Jacques Cousteau. Desde las amplias y muy soleadas terrazas del hotel se las puede ver en su paso en los meses de noviembre y diciembre.
Como suele ocurrir en los encuentros del G-20, los presidentes apenas si pueden disfrutar de los paisajes y comodidades. A la mandataria argentina el director del hotel, Alberto Gurrola Aguirrezabal, le asignó un sommelier que le preparó una degustación de vinos de la región y un chef argentino. CFK tenía previsto participar de la cena de bienvenida que ofrecía anoche el anfitrión Calderón, pero finalmente decidió descansar. Hoy será un día intenso, en el inicio formal de la cumbre. Habrá dos sesiones plenarias y un almuerzo que los jefes de Estado utilizarán para debatir las diferentes cuestiones. La dinámica de la cumbre es a agenda abierta. Se tratan aspectos analizados los meses previos por cancilleres y ministros de Economía y Trabajo, que dan forma al documento final.
Pero lo más importante es cómo se saldará el debate político sobre la respuesta que hay que dar a la crisis. El G-20 representa el 85 por ciento del PIB mundial. Sin embargo, ayer todas las delegaciones estaban pendientes del resultado de las elecciones en Grecia, un país de apenas once millones de habitantes. Fuentes argentinas interpretaron que la victoria del partido conservador Nueva Democracia fue tan ajustada que el nuevo gobierno seguirá sin legitimidad para profundizar el ajuste que le pide Alemania. El gobierno de CFK espera que hoy el presidente francés, Hollande, empiece a marcar diferencias con esa estrategia y ayude a inclinar la balanza para el lado de quienes impulsan la vuelta a la producción.
Por David Cufré
Cristina Fernández de Kirchner arribó a la Cumbre del G-20, en Los Cabos, bajo un calor agobiante.
(Información General – Panorama Económico)
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