La política económica, en manos de Kicillof y Moreno

Argentina – 20/04/2012 – Clarín – Pág. 31/Sección: Opinión – Tiempo de Lectura: 4′ 20»
 
Panorama empresarial: La decisión de expropiar YPF se adoptó después de la entrevista de la Presidenta con Obama. A EE.UU. sólo le preocupaba que China tomara el control del petróleo.
Marcelo Bonelli
La decisión tomada sobre YPF tiene una trascendencia política que supera la propia expropiación, ya que consolida la estrategia que eligió la Presidenta de instrumentar una política económica con fuerte injerencia del Estado sobre la economía privada. La determinación elimina cualquier duda sobre la resolución política de Cristina Kirchner de avanzar sobre los contratos privados y darle un fuerte sesgo estatista a su gestión.
Primero fue el control de cambios, después el torniquete a las importaciones y la utilización del BCRA para financiar al Estado. Pero ahora se trata de la decisión unilateral de tomar YPF y pulverizar los convenios bilaterales de inversiones con España, lo cual ratifica un camino adoptado, que incluye el control incluso de la actividad privada y de los contratos entre particulares. Axel Kicillof lo admitió en su sobreactuada exposición. Dijo que el Gobierno avanzará sobre la actividad privada cuando sea necesario.
El criterio ya lo marcó Guillermo More- no en sus últimas reuniones con hombres de negocios. Así lo dijo: «Si hacen lo que queremos no van a tener problema, y si no, le dejan la llave de su empresa a mi secretaria.» Kicillof y Moreno son los cerebros económicos de Cristina. Moreno recibió el aval y la Presidenta lo va a acompañar a Angola.
En la redacción del decreto de intervención sólo figuraba Julio De Vido y Cristina se encargó de incorporar a Kicillof como sub-interventor durante el discurso, para sorpresa de todos sus colaboradores.
Las medidas intervencionistas parecen no formar parte de un plan orgánico y responden más a las necesidades puntuales que genera el desequilibrio macroeconómico. Pero en su conjunto reflejan que el Gobierno optó por llevar adelante el «populismo sustentable» que admitió durante la campaña electoral el ex viceministro Roberto Feletti, en un «sincericidio». Cuando ocurrió la Presidenta se vio obligada a tranquilizar a los inversores, y convocó a varios empresarios a la Quinta de Olivos.
Así les dijo: «Es un disparate. Quédense tranquilos. A Feletti lo desplazo a una diputación.» Fue un viernes de otoño. La escucharon dos miembros del Grupo de los 6, ambos financistas.
Aquello tranquilizó a los hombres de negocios, que creían ­salvo pocas excepciones ­ que la Presidenta iba a corregir desvíos y respetar los contratos privados. Así, otra vez los hombres de negocios mostraron su miopía política. Ahora, la Asociación Empresaria Argentina guarda silencio y, a pesar del sacudón por el desplome de YPF, la Bolsa de Comercio no opinó del tema. La UIA tratará la cuestión el martes.
La decisión de expropiar YPF se aceleró el fin de semana, después de la entrevista entre Barack Obama y la Presidenta. El jefe de la Casa Blanca escuchó la iniciativa y no la objetó. La primera reacción pública de Washington fue en línea con esa actitud prescindente de Obama. Hillary Clinton sólo dijo: «Argentina deberá justificar y asumir la expropiación.» El silencio de Barak Obama fue interpretado por la Casa Rosada como un aval. Por eso Cristina apuró la medida, después de frenarla el jueves pasado. Clarín confirmó que Obama no concretó una condena explícita a la iniciativa, porque Estados Unidos quería que con la expropiación Argentina frustre el ingreso de capitales chinos en YPF.
La negociación entre la china Sinopec y Repsol estaban muy avanzadas, según los informes de inteligencia de Washington, y la Casa Blanca se opuso a que China tomara el control de YPF y manejara un recurso estratégico como el petróleo en América latina. El silencio de Obama, facilitó el objetivo de la Casa Blanca: Washington frenó el avance estratégico de China.
Ahora nadie sabe cómo actuará una administración pragmática, donde los burócratas del Tesoro y del Departamento de Estado sólo elaboran informes condenatorios de la Argentina.
En Wall Street ­por las dudas­, una docena de bancos encabezados por la Unión de Bancos Suizos ya accionaron legalmente para cubrirse ante una eventual cesación de pagos del Grupo Petersen, ya que el valor de las acciones que posee no cubre el total de sus obligaciones financieras.
En el Gobierno sostienen que PDVSA, el holding Eurnekián y el Grupo Bulgheroni pretenden adquirir las acciones de Petersen, el grupo que ingresó en YPF por decisión de Néstor Kirchner. La entrada de Enrique Eskenazi en la petrolera ya había causado un cisma en el movimiento empresario. Poco tiempo después, y sin explicación, abandonaron el directorio de YPF tres hombres de negocios de Argentina: Jorge Brito, Fulvio Pagani y Eduardo Elsztain. Lo habrían hecho temerosos de que sus propios holdings se vean afectados en la consideración de la Comisión de Valores de EE.UU, porque no compartían los motivos dados por Antonio Brufau para entregarle sin pago el 25% del paquete accionario a Petersen. Según informó Repsol, fue porque eran «especialistas en mercados regulados», frase que aludió a su estrecha relación con Néstor Kirchner.
La expropiación comenzó a dejar víctimas políticas: el embajador Carlos Bettini jamás tuvo información de la Casa Rosada y quedó maltrecho en Madrid. Roberto Baratta también está preocupado; fue el director del Estado que firmó todos los balances que vapuleó en su anuncio la Presidenta.
Ahora existe una guerra para influir en el futuro de YPF. Se nombraron 12 colaboradores clave y sólo uno sabe de petróleo.
Las multinacionales que podrían ser convocadas para invertir pidieron un reaseguro: una legislación extraordinaria como tiene el sector minero, que los cubra de futuros desplantes de la Casa Rosada.

Copyright Clarín, 2012.

(Comercio Exterior – Ministerio de Planif. Federal, Inversión Púb. y Servicios – Presidencia de la Nación – Poder Ejecutivo – Editoriales y Opinión)

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