La Argentina, el país que más demora el ingreso de importados en (…)

Argentina – 04/06/2011 – Perfil – Pág. 18-19 – Tiempo de Lectura: 4′ 21»
 
La Argentina, el país que más demora el ingreso de importados en el mundo:
Una empresa tarda 77 días en promedio para conseguir el permiso, cuando el máximo debe ser sesenta. Un estudio del Banco Mundial que da la razón a las quejas brasileñas.
Luego del débil acuerdo alcanzado en Brasilia entre la ministra de Industria, Débora Giorgi, y su par brasileño, Fernando Pimentel, el Banco Mundial dio a conocer un informe que ubica a la Argentina en el primer puesto , entre 31 países, que más demora la entrada de importaciones. Brasil fundamentó su decisión de trabar el ingreso de autos argentinos en esta dilación.

En promedio, una empresa radicada en la Argentina tardó 77 días en obtener un permiso del Ministerio de Industria para ingresar mercadería el año pasado. Se trata de un récord burocrático a nivel mundial. Venezuela demora ocho días menos. Además, el récord argentino viola el límite de sesenta días que impone la Organización Mundial de Comercio (OMC).

En Brasil, la tardanza fue 43 días, según los últimos datos disponibles, que datan de 2009. En otros países de la región, la espera resultó aún más breve: en Chile, bastaron 23 días y en México, 16.

El dato que ubica a la Argentina a la cabeza de las demoras se desprende de las encuestas de empresas que llevó a cabo el Banco Mundial en 1.054 compañías argentinas el año pasado. Los cuestionarios fueron contestados, con reguardo de su identidad, por dueños o altos directivos de empresas pequeñas, medianas y grandes y cubrieron una amplia gama de temas que hacen al clima de negocios, como las trabas burocráticas, la corrupción, la infraestructura y la inseguridad. Consultados por este medio, fuentes de Industria rechazaron hacer comentarios sobre el informe.

Entre los sectores más perjudicados por las demoras del Ministerio de Industria argentino figuran el de comercio minorista, que experimentó tardanzas de 111 días y el de manufacturas, con demoras promedio de 88 jornadas. Si se analizan los datos según el tamaño de las compañías, las firmas más afectadas fueron las medianas, que esperaron, en promedio, 94 días, más del triple de la demora media de la región para organizaciones de esa misma dimensión.

Si bien las restricciones al comercio, según el Gobierno, apuntan a proteger a la industria nacional, en este caso, las mayores tardanzas en el otorgamiento de los permisos afectaron a las empresas de capitales nacionales, que promediaron demoras de 82 días, mientras sus competidoras de propiedad extranjera esperaron 49 días. La burocracia no distinguió entre firmas «mercadointernistas» y exportadoras: en ambos casos las tardanzas oscilaron entre 77 y 78 días, en promedio.

Si bien el informe del Banco Mundial no distingue según el origen de la mercadería ni por el tipo de licencia de importación (automática o no), deja entrever por qué el acuerdo alcanzado el jueves entre Giorgi y Pimentel en Brasilia fue débil. Los funcionarios no lograron cortar el nudo gordiano del conflicto comercial: la demora argentina en otorgar las licencias no automáticas, que llevó a los industriales paulistas a presionar al gobierno brasileño en busca de represalias. Las tardanzas en el ingreso de productos brasileños a la Argentina «son aleatorias» y «sin patrón», según explicaron importadores a este diario. Para obtener una licencia no automática, los empresarios tienen que concurrir al Ministerio de Industria en varias oportunidades. Industria habilitó en marzo un sistema informático para tramitar las LNA on line (el Sisco), sin embargo, el sistema está operativo en 30% de las 600 posiciones arancelarias con restricciones. Brasil, con 5 mil productos, está completamente informatizado.

Con las demoras burocráticas, el Gobierno apunta a estirar al límite los plazos en los sectores donde hay desequilibrios.
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Paulistas escépticos
Si bien la Argentina festejó los resultados del encuentro en Brasilia de los ministros de Industria de ambos países, Debora Giorgi y Fernando Pimentel, en el gigante del Mercosur prima aún cierto escepticismo. «La reunión no logró el objetivo principal del sector productivo de Brasil: un total levantamiento de las barreras bilaterales», se quejó  a través de un comunicado la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp). La presión de la poderosa industria paulista fue la gota que colmó el vaso del gobierno de Dilma Rousseff para frenar el ingreso a su país de vehículos argentinos.
«En este contexto, la Fiesp apoya las acciones del gobierno brasileño en conseguir el compromiso de asegurar la previsibilidad del comercio bilateral y de respeto para el Mercosur», finaliza el texto de los empresarios. La prensa del vecino país también se mostró cauta: «Brasil y la Argentina a tratar de acelerar las liberaciones» tituló O Estado de São Paulo.
Por su parte, el diario Valor Económico no dudó en calificar el acuerdo enmarcado en una «violación de las promesas del libre comercio del Mercosur», y recalcaron con el uso de comillas la mutua promesa de «agilizar» la entrega de licencias no automáticas. El mismo periódico especializado rescató una frase de Giorgi, durante la conferencia de prensa post reunión. «La representante de la Argentina aseguró que la simplificación de la concesión de licencias se producirá en su área, señalando, sin embargo, que ‘hay otros órganos que no dependen directamente de nosotros’».

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Liberados
– Ayer Brasil permitió el ingreso de 11.693 vehículos frenados en la frontera.
Es el 60% del parque automotor, detenido por el conflicto bilateral, que representa unos u$s 210 millones.
– La Argentina permitió la circulación de maquinaria agrícola, neumáticos y calzado de Brasil por unos u$s 20 millones.
– En La Argentina el permiso para importar demora 77 días promedio, contra los 43 días que registro Brasil.

(Información General)

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