El país y su debate sobre el perfil económico

Argentina – 08/05/2011 – La Nación – Pág. 6/Economía & Negocios – Tiempo de Lectura: 3′ 52»
 
Columnista invitado
Miguel G. Peirano
Para LA NACION
Es necesario especializarse sobre la base del crecimiento de ciertos sectores económicos? ¿Tiene la Argentina potencialidad industrial? ¿Puede aspirar al crecimiento de todas sus actividades productivas? Mucho se debatió sobre el perfil que debe adoptar el país. Los anteriores son algunos de los interrogantes que sobrevuelan las diversas opiniones y análisis de política económica, y la postura frente a los mismos influye en las diversas concepciones y propuestas.

Durante largo tiempo predominaron visiones que señalaban la necesidad de sustentar el funcionamiento de nuestra economía en la dinámica de los sectores de servicios. También existieron (y existen) teorías que subrayan poner el eje en «ser» una nación predominantemente agropecuaria, especializando su crecimiento en sectores exportadores con importantes ventajas naturales. Otros, incluso, han dicho que el país debía desentenderse de su industria, pues la globalización volvía imposible -en nuestro caso- su dinamismo de los mismos, en particular aquellos con mayor valor agregado. La realidad de los últimos años aporta cuantiosa evidencia para consolidar la posición que sintetiza un concepto: priorizar políticas que favorezcan el crecimiento conjunto de sus sectores económicos.

Nuestro país debe desarrollar su sistema financiero en moneda local, dejando de lado propuestas de banca off shore o la simplificada creencia de que el acceso a los mercados internacionales puede aportar las soluciones financieras de las empresas. La crisis internacional expuso la vulnerabilidad de depender de terceras economías para el financiamiento de la inversión y el capital de trabajo.

La Argentina también tiene un enorme potencial industrial. El comportamiento en materia de crecimiento, inversiones, exportaciones y empleo ha sido elocuente. Asimismo los rubros fuertemente caracterizados por la presencia de pequeñas y medianas empresas e intensivos en la creación de trabajo han registrado una transformación notable, con indicadores superiores al promedio de la economía.

También sectores manufactureros, como la producción metalúrgica, calzado, la cadena textil/indumentaria, la cadena gráfica/papelera, autopartistas, jugueteros, línea blanca, avícolas e industria molinera, electrónicos y marroquinería, lideraron la creación de empleo. Son sectores que ganaron mercados externos compitiendo con empresas de gran escala de los países desarrollados.

Existen ejemplos emblemáticos, como la industria del calzado o la textil, que evidencian la extraordinaria transformación de una rama industrial que ha pasado de estar cerca de desaparecer a liderar la radicación de firmas internacionales, de pequeñas y medianas empresas y generar proyectos con miles de puestos de trabajo en el interior.

El saldo de tomar medidas de resguardo al sector fue mayor nivel de actividad, creación de empleo, mejora del superávit comercial y radicación de las grandes marcas mundiales, integrando a la Argentina en su estrategia internacional. Esta realidad se extiende a numerosos sectores industriales con alto valor agregado.

En la industria la especialización es un concepto válido al interior de cada rama, por tanto, no debe entenderse como la necesidad del Estado de abandonar algún sector o la inviabilidad de ramas en forma global. El concepto de especialización virtuoso y adecuado para un país con la estructura económica de la Argentina tiene como meta lograr escalas adecuadas y de complementación con mayores niveles de eficiencia con nuestras importaciones.

También es obvio, amén de estar avalado por varios trabajos estadísticos, el extraordinario potencial de nuestro sector agropecuario, que, es imperativo destacarlo, excede el marco de favorables precios internacionales. Su competitividad también facilita los objetivos en materia de abastecerse de los alimentos necesarios para mejorar los indicadores sociales. Y en paralelo sus mejoras tecnológicas han influido también positivamente, ampliando la capacidad productiva del país.

Sólo el crecimiento equitativo por sectores permite garantizar simultáneamente los equilibrios macroeconómicos, el desarrollo regional, la eficiencia y la competitividad global de la economía y niveles de empleo significativos.

Una estrategia para disminuir la vulnerabilidad y enfrentar con solidez el contexto externo tan complejo hacia futuro es consolidar una estructura económica diversificada, con dinamismo del mercado interno y donde la fortaleza esté dada tanto por los niveles de crecimiento, los equilibrios macroeconómicos y sobre todo por un crecimiento equilibrado en el conjunto de las actividades económicas.

Valorando los resultados obtenidos y la importancia de las nuevas concepciones que rigen nuestra política económica, debemos encarar y analizar los desafíos que las nuevas etapas de la economía generan y advertir los riesgos de aquellos desvíos que afectan la dinámica de una política heterodoxa y favorable al conjunto de los sectores económicos.

Los avances realizados en los últimos años y las oportunidades futuras para nuestro país son muy importantes, y como pocas veces en la historia nuestro destino está vinculado a nuestras propias decisiones.

(Información General)

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *