El conflicto comercial con Brasil llegó a nivel presidencial

Argentina – 17/05/2011 – Clarín – Pág. 3-4/Sección: Tema del día – Tiempo de Lectura: 3′ 55»
 
Dilma Rousseff criticó la burocracia que enfrentan las empresas brasileñas en otros países. Argentina frenó importaciones de Brasil y el país vecino aplicó represalias a autos y piezas fabricados aquí.
SAN PABLO.
CORRESPONSAL
Eleonora Gosman
E n su programa semanal «Café con el presidente», herencia del gobierno anterior, Dilma Rousseff anticipó nuevas políticas de estímulos a los exportadores brasileños e indicó que buscará los medios para «reducir la burocracia que enfrentan las empresas (brasileñas) en el comercio con otros países».
Aclaró que esa será una de las metas de la Cámara de Políticas de Gestión un organismo de reciente creación que incorpora la experiencia de los privados a la gestión gubernamental. El plan de la presidenta es «convertir Brasil en un país más competitivo en el mercado mundial».
La frase en sí no especifica de qué burocracia se trata ni identifica ningún país en particular. Pero en el momento más abrasador del conflicto comercial entre Brasil y Argentina, hay quienes han interpretado esas declaraciones como una forma elíptica de fijar posiciones al respecto. «Lo que nosotros queremos es simplificar la vida de quien produce y genera riquezas, porque eso es lo que ayuda a Brasil a continuar en crecimiento» añadió la presidenta. Argentina aplicó distintas trabas comerciales a productos brasileños y Brasil respondió la semana pasada con la aplicación de licencias no automáticas para 28 productos de la industria automotriz.
Ayer, el ministro Fernando Pimentel insistió que su país está lejos de pretender una ruptura del eje Buenos Aires-Brasilia. Pero admitió que las barreras a la importación de autos, adoptadas la semana pasada por el Ministerio de Desarrollo e Industria que comanda, pueden ser «inicialmente» adversas a la Argentina.
Hoy la ministra de Industria Débora Giorgi junto al secretario de Industria, Eduardo Bianchi se reunirá en Buenos Aires con el embajador brasileño en Argentina, Enio Cordeiro. Por lo que trascendió, acordarán un primer encuentro a nivel de los secretarios para pasar después a una reunión entre los ministros Pimentel y Giorgi.
Ayer ambos hablaron en varias oportunidades.
Pimentel trabó durante la última semana una áspera polémica con su colega Giorgi, pero dejó entreabierta la puerta para una negociación. Ayer, en un análisis de esta nueva crisis comercial entre los dos grandes socios del Mercosur, el ex embajador en la Argentina José Botafogo Gonzalves señaló que las rencillas vienen de muy lejos.
En declaraciones al diario Valor Económico, el diplomático indicó que existe una «incapacidad» tanto de Brasil como de Argentina en comprometerse a fondo con el libre comercio y eso, a su juicio, amenaza de «esclerosis» al bloque comercial sureño. Recordó que tanto en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso como en el de Lula da Silva, abundaron momentos contradictorios de «paciencia estratégica (de Brasil con Argentina)» y de «ruptura». Ahora le tocó el turno a la gestión de Dilma Rousseff.
Botafogo no deja de avisar que las diferencias entre ambos países tienen un fondo estructural que impide una solución duradera.
Hay, sin embargo, otros elementos presentes en la reedición de las disputas tradicionales entre Buenos Aires y Brasilia. Para el empresariado brasileño, la creciente relación comercial de Brasil con China ha constituido un problema si se quiere más serio. Con un real sobrevaluado, no sólo aumentaron las importaciones procedentes de la potencia asiática; también incrementaron las compras de bienes industriales procedentes de Estados Unidos. Y sin embargo, Pimentel no ha hecho referencia a ninguno de estos problemas.
El presidente de Lide Brasil, que cobija a las empresas brasileñas en la Argentina, y una de las 100 personas más influyentes de este país; el empresario periodístico Joao Doria, señaló ayer que el tironeo bilateral por las barreras al comercio «se arregla conversando, ya que las medidas restrictivas sólo cierran el diálogo y son improductivas». Doria admitió que «existen diferencias de estilo entre los presidentes Lula y Dilma», aunque concedió que con respecto a la Argentina «la inteligencia estratégica es estar juntos».
El mismo pedido realizaron las automotrices argentinas.
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Silencio en la Casa Rosada
Ni de manera subliminal, Cristina Kirchner hizo referencia ayer al nuevo conflicto comercial con Brasil pese a las directas alusiones de su colega Dilma Rousseff. Más aún, se sabe que la Presidenta dio órdenes de concentrar las decisiones, declaraciones y reuniones públicas en el Ministerio de Industria. Sin embargo ayer, la cartera que maneja Débora Giorgi también hizo silencio de radio.
Lejos están aquellos días en que Lula y Cristina se ponían al teléfono, y cuando no, sus cancilleres Celso Amorim y Jorge Taiana.
Supo Clarín de fuentes oficiales que el Gobierno busca evitar una escalada diplomática con el socio del Mercosur, pese a que este nuevo incidente comercial aún no encuentra fin. Con las relaciones con EE.UU. aún en el freezer debido al incidente por la carga de un avión del Pentágono incautada por la Aduana, se evitará por todos los medios abrir un frente de magnitud semejante con Brasil. Más aún cuando tampoco hay «onda» para «paz y amor».
Natasha Niebieskikwiat

(Comercio Exterior – Actividad Económica)

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