Cuando veinte años no es nada
La convertibilidad llevó el desempleo de menos del siete en 1992 a más de 21 en 2002. Fueron necesarios nueve años para volver a la tasa de hace veinte años. El año 2011 cerró con una desocupación del 6,7 por ciento, informó el Indec.
Durante la década del ?90, las mediciones de empleo por el Indec se realizaban dos veces al año, en mayo y en octubre. El anterior piso de desempleo corresponde al informe de mayo de 1992, con una tasa del 6,9 por ciento. Dos años después, en mayo de 1994, con las primeras privatizaciones y la desregulación económica, la desocupación superó el 10 por ciento. Un año después, una economía indefensa frente al impacto de las crisis externa por la apertura de importaciones sufrió a pleno las consecuencias del efecto tequila (crisis de la deuda mexicana) y vio trepar el desempleo por encima del 18 por ciento.
La profundización de las políticas de ajuste aplicadas por Domingo Cavallo durante 2001, ya en el gobierno de la Alianza, para tratar de salvar a la convertibilidad al costo de sacrificar la estructura económica interna, dio como resultado la más brutal crisis económica y social en décadas para Argentina. Las mediciones del desempleo en mayo de 2002, tras la megadevaluación, reflejaron un desempleo del 21,5 por ciento, que estimaciones oficiales posteriores señalan que podría haber llegado al 24 por ciento tomando en cuenta los criterios metodológicos aplicados en los años siguientes.
El cambio de paradigma en la política económica a partir de 2003 señaló el retorno del protagonismo para la producción manufacturera. De la mano de la recuperación industrial, a partir de 2004 se produjo un constante repunte del empleo, alcanzando a fines de 2011 una reducción de la desocupación al ya señalado 6,7 por ciento. La tasa de actividad (proporción de la población que se encuentra en situación económicamente activa, trabajando o buscando empleo) se mantuvo por encima del 46 por ciento, un nivel muy superior a la media histórica. La tasa de empleo (proporción de la población total que tiene trabajo) se instaló a partir del segundo trimestre del año 2011 por encima del 43 por ciento, marcando otro hecho sin precedentes (casi siete puntos más alto que en 2003). La diferencia entre ambas es la que marca el nivel de desocupación. La subocupación (quienes trabajan menos de 35 horas semanales, estando dispuestos a hacerlo más) alcanzó en el cuarto trimestre al 8,5 por ciento, manteniéndose en niveles aproximados a los de los cuatro trimestres anteriores.
La muestra que toma el Indec (a través de la Encuesta Permanente de Hogares) abarca a 31 aglomerados urbanos en todo el país. La tasa de desempleo proyecta un número de 783 mil personas sin trabajo, de las cuales 491 mil corresponderían a Gran Buenos Aires (Ciudad Autónoma y partidos del conurbano) y 292 mil a los aglomerados del interior.
La reducción del desempleo hegemonizó la tendencia a lo largo del país, observándose que ya en ninguno de los aglomerados urbanos se registran tasas de desocupación que alcancen al 9 por ciento. Las más elevadas corresponden a los distritos industriales más densamente poblados: partidos del conurbano, con el 8,3, y el cordón del Bajo Paraná, que corre desde Gran Rosario (8,1) hasta San Nicolás-Villa Constitución (8,8 por ciento). Al conurbano bonaerense le corresponde, también, una de las más elevadas tasas de subocupación del país, con el 10,1 por ciento, sólo superada por las de Gran Córdoba (10,5) y Mar del Plata-Batán (12,4). En tanto, las tasas de desempleo más bajas se registran en zonas menos pobladas, como Posadas (0,9 por ciento), San Luis (1,3), Santa Rosa (1,8), Río Gallegos (2,1) y Formosa (2,2).
La recuperación de la industria y el mercado interno, en el eje del repunte del empleo.
( Información General – Panorama Económico)
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