Cristina ordenó redoblar el «corralito cambiario» y el control a (…)

Argentina – 14/05/2012 – El Cronista – Pág. 2 – Tiempo de Lectura: 3′ 11»
 
Cristina ordenó redoblar el «corralito cambiario» y el control a importaciones:
14-05-12 00:00 El Gobierno seguirá con el cepo cambiario en las próximas semanas. Le sumarán un mayor control al ingreso de importaciones. Inquieta la desaceleración de las exportaciones
JUAN CERRUTI Buenos Aires

Diez días atrás el Gobierno, preocupado la creciente brecha entre el dólar oficial y el paralelo, decidió «testear» la demanda de divisas. Fue en los primeros dos días hábiles de este mes, cuando relajó sensiblemente los controles a la compra de dólares. El resultado que obtuvo no fue el mejor: la demanda de moneda estadounidense se disparó a los niveles que había tenido en la mini corrida cambiaria de octubre-noviembre del año pasado.
Rápida de reflejos, ni bien llegaron los números a su despacho, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ordenó al titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, redoblar el cepo cambiario y le pidió explicaciones por el aparentemente «relajamiento» cambiario inconsulto. A partir de ese momento, hace una semana, fue prácticamente una tara imposible comprar dólares en la Argentina para los ciudadanos de a pie. El resultado, claro, fue un repute del denominado dólar blue o informal, que en una sola semana escaló ocho centavos y terminó a un valor récord de $ 5,18 (ver F&M).
Pero la orden de Cristina fue taxativa y las trabas para comprar dólares inclusive podrían ajustarse más en los próximos días. Así lo admitió a El Cronista un funcionario de la AFIP bajo pedido de anonimato.
Un directivo de uno de los principales bancos del sistema financiero describió la situación actual así: «En lo peor de la corrida cambiaria del último trimestre del año pasado perdíamos 25 millones de dólares por día. Luego, con los controles, bajó a un promedio de entre 4 y 6 millones de dólares por día en los primeros meses de este año. Pero en los primeros dos días hábiles de mayo saltó de nuevo hasta 21 millones de dólares».
La situación para el Gobierno se agrava porque a la salida de divisas por la vía financiera, se le agregó en los últimos días un dato inquietante: las exportaciones (que ya habían registrado en marzo una suba interanual de apenas 1,9% en marzo, el peor registro en más de dos años, desde febrero de 2010), arrojaron un dato más desalentador aún en abril (todavía no fue publicado por el Indec). La propia Presidenta se vio obligada a reconocerlo la semana pasada cuando el jueves deslizó el magro desempeño de las ventas al exterior, en la conferencia de prensa en la que fustigó duramente a los gremios.
Ello gatilló ese mismo día otras dos decisiones presidenciales de apuro. Por un lado, desmantelar la mayor parte de la resolución que tan sólo 15 días atrás había reducido el plazo de liquidación de los exportadores y, por el otro, redoblar las trabas a las importaciones para sostener a como de lugar el saldo positivo de la balanza comercial.
Sobre este último punto, trascendió que el secretario Guillermo Moreno volverá a la carga con dureza en los próximos días, apretando aún más los controles y monitoreos sobre las mercaderías que llegan al país.
El dilema al que se enfrenta el Gobierno no es sencillo. A la salida de dólares vía financiera, se le suma la desaceleración imprevista de las exportaciones, que tira por tierra con los aparentes «beneficios» de las trabas a las importaciones. Los exportadores de granos no están liquidando la cosecha gruesa al ritmo previsto. Y aún si lo hicieran, los buenos precios de la soja no llegan a compensar las menores ventas derivadas de la baja en la cosecha que generó la sequía. En los últimos días tanto el USDA (el departamento de Agricultura de EE.UU.) como la Bolsa de Cereales de Rosario redujeron sus estimaciones de cosecha para este año.
En definitiva, el problema en el frente externo pasa por la apreciación cambiaria que han generado cinco años de inflación elevada. Ello reduce los incentivos para exportar e incrementa los beneficios potenciales de importar. En los últimos cinco años, la inflación promedio fue del 21% anual, mientras que la devaluación nominal del dólar alcanzó el 8% y la suba de precios en el resto de los países con los que comercia la Argentina fue muy inferior a la doméstica. Así, el tipo de cambio real multilateral se deterioró sensiblemente.

(Información General – Panorama Económico)

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