Un viaje para oír reclamos y recomponer imagen
Argentina – 15/06/2012 – Clarín – Pág. 33/Sección: Opinión – Tiempo de Lectura: 4′ 17»
Panorama empresario
Panorama empresario
La Presidenta encontrará un complejo frente externo en los EE.UU., con ejecutivos de empresas multinacionales y banqueros que esperan definiciones; y luego, en el G-20.
Marcelo Bonelli
mbonelli@clarin.com
La Presidenta enfrentara este fin de semana en el exterior una delicada tarea económica. Hoy mantendrá una difícil reunión en Manhattan con los jefes de las multinacionales que operan en la Argentina, inquietos por los marcados desequilibrios que tiene la economía local. Pero a partir del domingo iniciará su participación en la reunión del Grupo de los 20, un lugar político hostil para la Casa Rosada desde que Argentina decidió no respetar las mínimas reglas de juego internacionales.
En el G-20 habría indiferencia hacia la Presidenta y un pedido de las naciones industrializadas para que Argentina tenga estadísticas confiables y permita una auditoría del FMI. Cristina igual tiene a su favor un mundo económico convulsionado, pendiente de una Europa que no tiene rumbo. Pero los desaciertos que afectan al Viejo Continente no evitarán los sobresaltos y cuestionamientos a la gestión del Gobierno argentino.
Cristina Kirchner mantendrá este mediodía un almuerzo privado con empresarios y lobbistas de los Estados Unidos en el Council of Americas. El encuentro lo organizó Susan Segal, una influyente lobbista de buena relación con la Presidenta y de sólidos vínculos con los banqueros del Citicorp y los herederos petroleros de David Rockefeller. La semana pasada estuvo en Buenos Aires un emisario (el vicepresidente internacional) de la Exxon en conversaciones secretas con el Gobierno.
Las armó Tomás Hess, el operador de la petrolera en Argentina.
Cristina tendría dos encuentros con los hombres de negocios de EE.UU. Uno, el almuerzo de este mediodía y otro ultrareservado con petroleros, en el cual participaría Alí Moshiri, presidente de Chevron para América latina. Todo se maneja con sigilo porque se quiere evitar que trasciendan los verdaderos planteos de los jefes de las «multi». Varios ejecutivos que viajan de Buenos Aires para participar del encuentro hicieron consultas y recibieron una inusual respuesta del Council.
Susan Segal en persona les comunicó: «La Presidenta nos pidió estricto silencio y nosotros cumplimos». Pero extraoficialmente la propia Segal habría elaborado un «memo» para la delegación argentina, que incluye las principales preocupaciones de las «multi» de los Estados Unidos. Primero, los jefes de las transnacionales quieren conocer el rumbo real de la política económica y conocer de la propia Cristina si la profundización del modelo implica más estatizaciones y mayor intervención en los contratos privados de las compañías. Trinan por las importaciones y el freno al giro de utilidades.
También quieren conocer de la Presidenta qué funcionarios son los interlocutores válidos para abordar estos problemas. En otras palabras: cuál es el equipo económico, qué grado de pericia tiene y quién lidera a esos funcionarios para dar respuestas creíbles a los problemas.
En Wall Street conocen que Hernán Lorenzino tiene un papel irrelevante y que la estrella de Amado Boudou eclipsó en el cristinismo. Fue penoso ver a Lorenzino presentar un libro en Washington, mientras que Buenos Aires estaba convulsionada por la pesificación.
Cristina Kirchner quiere que Axel Kicillof tome la manija y por eso obligó el martes a que los funcionarios escuchen una larga y tediosa explicación del viceministro sobre el plan de viviendas. Gerardo Martínez le comunicó la novedad política en la OIT, a la delegación de empresarios que lideró Ignacio de Mendiguren. En la reunión de este mediodía estarán delegados de Dow Chemical, Microsoft, Procter & Gable, Exxon, Johnson and Johnson, Ford, General Motors, JP Morgan y Citicorp.
Este grupo quiere también que la Presidenta defina exactamente qué decisión tiene la Casa Rosada sobre la intención oficial de pesificar los contratos. En Wall Street sostienen que la propuesta va en serio y por eso cayeron todos los bonos.
El rendimiento de los papeles argentinos alcanza casi al 20%, peor que bonos europeos. Esta semana un informe secreto del influyente Torino Latin American afirmó: «Esta nueva propuesta de reforma al Código Civil fortalece los rumores de pesificación». Su autor, el economista Jorge Piedrahita afirma: «La posición de reserva del Banco Central, está por debajo de lo publicado y eso genera tensiones con el dólar». Por eso Cristina se vio obligada a desmentir dos veces que el Boden 2012 se pagaría en pesos.
La inusual tarea de la Presidenta, refleja la nula credibilidad que existe sobre el equipo económico, incluido Kicillof que ya había desmentido la pesificación y el mercado no lo tomó en cuenta.
La otra reunión trascendente que tendrá la Presidenta en Manhattan, se refiere a encuentros privados con los petroleros. Cristina Kirchner tiene en su poder un informe inquietante: YPF no consigue préstamos para invertir, porque en la actualidad su deuda de 9.000 millones supera el valor accionario de la compañía.
Por eso, la Argentina busca socios para avanzar en el ambicioso plan de YPF. Los «CEO» de las multi le van a expresar a la Presidenta su deseo de invertir. Pero también van a reiterar las condiciones que exigen: concesiones por un total de 40 años, precio alineado con los internacionales, libre disponibilidad de divisas, libertad total para importar y estabilidad tributaria.
La Exxon ya le adelantó al Gobierno un «memo» con estos requisitos. Son exigencias parecidas a las que tienen las mineras. Se trata de pautas normales para el mercado petrolero internacional. Pero son exigencias que queman en la Casa Rosada: implican reescribir el discurso épico, que envolvió a la estatización de YPF.
Marcelo Bonelli
mbonelli@clarin.com
La Presidenta enfrentara este fin de semana en el exterior una delicada tarea económica. Hoy mantendrá una difícil reunión en Manhattan con los jefes de las multinacionales que operan en la Argentina, inquietos por los marcados desequilibrios que tiene la economía local. Pero a partir del domingo iniciará su participación en la reunión del Grupo de los 20, un lugar político hostil para la Casa Rosada desde que Argentina decidió no respetar las mínimas reglas de juego internacionales.
En el G-20 habría indiferencia hacia la Presidenta y un pedido de las naciones industrializadas para que Argentina tenga estadísticas confiables y permita una auditoría del FMI. Cristina igual tiene a su favor un mundo económico convulsionado, pendiente de una Europa que no tiene rumbo. Pero los desaciertos que afectan al Viejo Continente no evitarán los sobresaltos y cuestionamientos a la gestión del Gobierno argentino.
Cristina Kirchner mantendrá este mediodía un almuerzo privado con empresarios y lobbistas de los Estados Unidos en el Council of Americas. El encuentro lo organizó Susan Segal, una influyente lobbista de buena relación con la Presidenta y de sólidos vínculos con los banqueros del Citicorp y los herederos petroleros de David Rockefeller. La semana pasada estuvo en Buenos Aires un emisario (el vicepresidente internacional) de la Exxon en conversaciones secretas con el Gobierno.
Las armó Tomás Hess, el operador de la petrolera en Argentina.
Cristina tendría dos encuentros con los hombres de negocios de EE.UU. Uno, el almuerzo de este mediodía y otro ultrareservado con petroleros, en el cual participaría Alí Moshiri, presidente de Chevron para América latina. Todo se maneja con sigilo porque se quiere evitar que trasciendan los verdaderos planteos de los jefes de las «multi». Varios ejecutivos que viajan de Buenos Aires para participar del encuentro hicieron consultas y recibieron una inusual respuesta del Council.
Susan Segal en persona les comunicó: «La Presidenta nos pidió estricto silencio y nosotros cumplimos». Pero extraoficialmente la propia Segal habría elaborado un «memo» para la delegación argentina, que incluye las principales preocupaciones de las «multi» de los Estados Unidos. Primero, los jefes de las transnacionales quieren conocer el rumbo real de la política económica y conocer de la propia Cristina si la profundización del modelo implica más estatizaciones y mayor intervención en los contratos privados de las compañías. Trinan por las importaciones y el freno al giro de utilidades.
También quieren conocer de la Presidenta qué funcionarios son los interlocutores válidos para abordar estos problemas. En otras palabras: cuál es el equipo económico, qué grado de pericia tiene y quién lidera a esos funcionarios para dar respuestas creíbles a los problemas.
En Wall Street conocen que Hernán Lorenzino tiene un papel irrelevante y que la estrella de Amado Boudou eclipsó en el cristinismo. Fue penoso ver a Lorenzino presentar un libro en Washington, mientras que Buenos Aires estaba convulsionada por la pesificación.
Cristina Kirchner quiere que Axel Kicillof tome la manija y por eso obligó el martes a que los funcionarios escuchen una larga y tediosa explicación del viceministro sobre el plan de viviendas. Gerardo Martínez le comunicó la novedad política en la OIT, a la delegación de empresarios que lideró Ignacio de Mendiguren. En la reunión de este mediodía estarán delegados de Dow Chemical, Microsoft, Procter & Gable, Exxon, Johnson and Johnson, Ford, General Motors, JP Morgan y Citicorp.
Este grupo quiere también que la Presidenta defina exactamente qué decisión tiene la Casa Rosada sobre la intención oficial de pesificar los contratos. En Wall Street sostienen que la propuesta va en serio y por eso cayeron todos los bonos.
El rendimiento de los papeles argentinos alcanza casi al 20%, peor que bonos europeos. Esta semana un informe secreto del influyente Torino Latin American afirmó: «Esta nueva propuesta de reforma al Código Civil fortalece los rumores de pesificación». Su autor, el economista Jorge Piedrahita afirma: «La posición de reserva del Banco Central, está por debajo de lo publicado y eso genera tensiones con el dólar». Por eso Cristina se vio obligada a desmentir dos veces que el Boden 2012 se pagaría en pesos.
La inusual tarea de la Presidenta, refleja la nula credibilidad que existe sobre el equipo económico, incluido Kicillof que ya había desmentido la pesificación y el mercado no lo tomó en cuenta.
La otra reunión trascendente que tendrá la Presidenta en Manhattan, se refiere a encuentros privados con los petroleros. Cristina Kirchner tiene en su poder un informe inquietante: YPF no consigue préstamos para invertir, porque en la actualidad su deuda de 9.000 millones supera el valor accionario de la compañía.
Por eso, la Argentina busca socios para avanzar en el ambicioso plan de YPF. Los «CEO» de las multi le van a expresar a la Presidenta su deseo de invertir. Pero también van a reiterar las condiciones que exigen: concesiones por un total de 40 años, precio alineado con los internacionales, libre disponibilidad de divisas, libertad total para importar y estabilidad tributaria.
La Exxon ya le adelantó al Gobierno un «memo» con estos requisitos. Son exigencias parecidas a las que tienen las mineras. Se trata de pautas normales para el mercado petrolero internacional. Pero son exigencias que queman en la Casa Rosada: implican reescribir el discurso épico, que envolvió a la estatización de YPF.
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