Unidad en la región para enfrentar la crisis
Si bien los países latinoamericanos están en mejores condiciones que en el pasado para amortiguar una profundización de la crisis que afecta a Estados Unidos y Europa, plantean la necesidad de una rápida solución para evitar costos mayores.
El estancamiento que exhiben varias economías desarrolladas, en especial en Europa, sumado a los planes de ajuste a que son sometidos por los organismos multilaterales de crédito para salir del atolladero, amenazan con generar un desplome a escala global. Los emergentes, mejor preparados para el vendaval, ensayan entonces distintas respuestas para evitar el contagio directo. No obstante, si los países centrales no logran encaminar sus economías, será difícil que los emergentes no se vean afectados. Por eso se reunieron los cancilleres, ministros de Economía y altos funcionarios de los estados miembro de la Aladi, para exponer acerca de las principales preocupaciones de la región, las cuales serán luego llevadas a la mesa del G-20. La Aladi está compuesta, además de la Argentina, Brasil y México, por Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela y Cuba. El secretario del organismo es Carlos «Chacho» Alvarez.
«América latina puede llegar a ser un actor relevante en un mundo que se configura, nos guste más o menos, por regiones», sostuvo Alvarez al inaugurar el encuentro, tras lo cual agregó: «El objetivo es que tenga una sola voz ante el G-20». El canciller Timerman exhortó a sus pares a alcanzar una posición unificada para defender los intereses y la autonomía de la región. Francia, que preside este año el G-20, definió una ambiciosa agenda de debate, la cual contempla entre sus principales temas el rebalanceo de la economía global, la reforma del sistema monetario internacional, la volatilidad de los precios de los commodities y medidas vinculadas con el empleo y el desarrollo. «Lo que habrá de definir el éxito o el fracaso de la reunión en Cannes será la decisión política o su ausencia, el espíritu de unidad que pueda prevalecer sobre las diferencias de criterios o de intereses y, en última instancia, las señales que contribuyan a restablecer la confianza en el rumbo de la economía mundial», aseguró el canciller argentino.
El diplomático recordó los seminarios que se realizaron en Buenos Aires sobre la problemática del empleo y los precios agropecuarios, preparatorios de la cumbre del G-20. Sobre la base de algunas de las conclusiones arribadas en esos encuentros, Timerman presentó la posición del país. También insistió sobre otros reclamos del país y también de la región, como es el de una reducción del proteccionismo agropecuario y la eliminación de los subsidios. Estas políticas son mantenidas por los países centrales y generan tensiones que derivan en una fuerte volatilidad de los precios internacionales. De hecho, el gobierno de Nicolas Sarkozy pretendió avanzar en la aplicación de precios máximos para los commodities alimentarios, iniciativa que fue resistida por varios países, entre éstos la Argentina. Timerman atribuyó la volatilidad en la negociación de commodities a «la participación creciente de inversores en los mercados de derivados, caso puntual de energía y metales preciosos».
«Las falencias más notorias, puestas en evidencia con la crisis, son la falta de transparencia, la necesidad de una adecuada capitalización de las instituciones financieras y el mejoramiento de los marcos regulatorios y de supervisión», expuso. El canciller consideró necesario seguir avanzando hacia una arquitectura financiera que canalice los ahorros en sentido productivo y con interés social. Las calificadoras de riesgo y los paraísos fiscales fueron señalados por el funcionario como responsables de la perturbación de la estabilidad de la economía mundial. Finalmente, consideró que la propuesta de un impuesto a las transacciones financieras, que impulsan los gobiernos de Alemania y Francia, es una iniciativa viable que merece ser considerada.
«No estamos diciéndole a Europa o a Estados Unidos cómo deben resolver sus problemas sino que, dado que una recesión en esos mercados o una crisis en los centros financieros internacionales afectarían al resto del mundo, les decimos que nos urge percibir una respuesta idónea, que despeje los niveles excesivos de incertidumbre sobre el futuro», ratificó Timerman.
El canciller Timerman exhortó a sus pares a alcanzar una posición común para defender los intereses y la autonomía de la región.
(Información General – Panorama Económico)
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