2.000 autos detenidos en la frontera

Son más de 2.000 los autos producidos en la Argentina que ya están detenidos en puertos de Brasil y la Aduana de Uruguayana. El gobierno de Brasil dispuso para estos vehículos un nuevo sistema de ingreso, de licencias no automáticas, que requiere de una serie de aprobaciones y trámites que pueden llevar semanas y hasta meses.
Hasta el momento, las restricciones paraarancelarias dispuestas por el gobierno de Dilma Rousseff afectó envíos de tres filiales de automotrices: Toyota, General Motors y Mercedes Benz. Pero fuentes del sector automotor señalaron que hay varios barcos en camino, que llegarán a puertos de los estados de Paraná y Río de Janeiro cargados con otras marcas de las terminales argentinas.
A lo largo de prácticamente dos décadas, los vehículos argentinos habían ingresado de manera directa, con la sola verificación de que el modelo ingresado coincidiera con los datos de homologación que figuraba en el sistema informático de la Aduana de ese país. En la Argentina, el funcionamiento en ese sentido es recíproco.
La decisión de las autoridades brasileñas comenzó a regir en la noche del martes. Los primeros en acusar la novedad fueron los autos de Toyota Argentina, que cada día despacha por tierra unos 100 vehículos desde su fábrica, ubicada en Zárate. Entre el miércoles y ayer se acumularon en Uruguayana y los puertos marítimos más de 2.000 unidades de cuatro modelos argentinos: Chevrolet Agile, Mercedes Benz Sprinter, Toyota Hilux y Toyota SW4.
En camino, aseguraron las mismas fuentes del sector, hay unidades de Ford Focus, Citroën C4 y Peugeot 408. En el caso de Volkswagen, sus voceros aseguraron que pocos días atrás descargaron en Brasil la totalidad del cargamento de un barco «sin ningún inconveniente».
Las trabas brasileñas, en el caso de la industria automotriz, rige básicamente para los autos. En el caso de las pick up, sólo fueron detenidas las del renglón aduanero «chasis y cabina».
Un caso aparte fue la reacción de varios directivos de la industria cuando supieron del comunicado de Débora Giorgi, donde reclamó por la medida «intempestiva y sin aviso» desde Brasil.
«Se quejan por tomar el remedio que ellos inventaron», dijeron los directivos, en referencia a las 3.000 unidades de lujo cuya importación fue frenada, en febrero, sin que hubiera aviso previo ni una sola orden por escrito.

(Actividad Económica)