Exportar más y cuidar el mercado interno para defender el trabajo
Argentina – 04/05/2011 – Buenos Aires Económico – Pág. 4/Comex – Tiempo de Lectura: 4′ 43»
El análisis de Débora Giorgi
El análisis de Débora Giorgi
El superávit comercial es la manera que tiene el país de generar divisas genuinas, lo que es vital para el desarrollo y el mejor y más estable reaseguro ante la volatilidad existente en el mercado internacional.
En definitiva, es lo que nos permite el grado de libertad, independencia y soberanía política para llevar a cabo las políticas del proyecto nacional de desarrollo con inclusión iniciado en el 2003 por Néstor Kirchner y profundizado por nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Desde el Ministerio de Industria implementamos políticas activas destinadas a aumentar el saldo positivo de la balanza comercial, tanto desde el impulso a las exportaciones de manufacturas (sobre todo las industriales, que son las de mayor valor agregado) como mediante la profundización del proceso de sustitución de importaciones y la preservación del mercado interno de la competencia desleal y de la apertura ingenua a las importaciones.
Y no sólo apuntamos a incrementar el superávit comercial, sino que buscamos que no sea solamente de dólares sino también de trabajo, porque el objetivo primario es llegar al pleno empleo: desde el Gobierno nacional defendemos y trabajamos por una inserción internacional que implique más y mejor trabajo argentino.
Los índices del primer trimestre del año nos demuestran que estamos transitando el camino previsto: el sostenido crecimiento de las exportaciones, así como la reducción de las importaciones, han permitido un superávit comercial en lo que va del año de u$s 1.788 millones. Y las exportaciones acumuladas en enero, febrero y marzo ya superan en un 7% el anterior récord registrado en el 2008 para el mismo período, por lo que nos encaminamos a un 2011 que batirá las marcas históricas en materia de ventas al mundo.
LECTURAS. El saldo positivo de la balanza comercial aumenta porque las importaciones crecen a un ritmo menor que las exportaciones, y ésta es una clara consecuencia de la aplicación de políticas tendientes a equilibrar el déficit de algunos sectores productivos, a aumentar la producción local, a impulsar las inversiones productivas con herramientas de financiación a tasas altamente competitivas, con medidas destinadas a defender y potenciar el mercado interno.
Así, con respecto a las importaciones los rubros más dinámicos en su incremento interanual fueron piezas y accesorios para bienes de capital, bienes intermedios y bienes de capital, lo que evidencia el crecimiento de la actividad industrial y el fuerte proceso inversor en la Argentina. En definitiva, la defensa del mercado interno ha permitido a nuestra industria crecer y sobre todo ha beneficiado a los trabajadores sin restringir la entrada de ningún insumo clave.
Pero además de los bienes de capital, es necesario distinguir la competencia desleal de la genuina. Este Gobierno interviene con medidas contra la competencia desleal para proteger la producción local. Por eso también encaramos un diálogo franco con todos los sectores industriales que venden en nuestro mercado para que profundicen el proceso inversor: de este modo, en la industria automotriz logramos reducir a la mitad el déficit comercial del sector mediante acuerdos con terminales e importadores.
La cadena automotriz-autopartista es emblemática del proceso de reindustrialización en la Argentina, y ha crecido por encima del promedio de la actividad industrial en su conjunto, batiendo año a año récords de producción. El sector ha presentado la paradoja que, a mayor producción, mayor déficit, pero desde el Gobierno, tras identificar el problema y trabajar en las soluciones, hemos logrado acuerdos con importadores y terminales que redundarán en u$s 2.200 millones de reducción del déficit en la balanza comercial, y un porcentaje muy importante de esa cifra surge del aumento de exportaciones, como autos terminados y autopartes. Otro ejemplo es nuestro trabajo con los fabricantes de maquinaria agrícola, para aumentar la producción nacional y sumar más exportaciones.
Seguiremos adelante con un mercado interno fuerte que permita vender lo que se produce en el país, en el que se gana cada vez más participación en productos fabricados en la Argentina. Nuestro mercado no se regala, no dejaremos entrar productos importados en condiciones de competencia desleal, porque no sólo perdemos dólares sino que, lo más importante, perdemos el trabajo de los argentinos que es reemplazado por el de otros países.
No debemos dejar de lado que en la historia argentina el déficit comercial ha sido uno de los obstáculos económicos más importantes para alcanzar el desarrollo. La balanza comercial negativa quiso ser compensada con restricciones que generaron las crisis recurrentes y allí es cuando comienzan a aplicar ajustes.
CAUSA EFECTO. Con un Estado ausente, que hace del ajuste permanente la única forma de gestión, se reduce aún más la recaudación, la inversión y se recurre al endeudamiento, generando un círculo vicioso del que se hace muy difícil salir. El resultante de este proceso tuvo su cara más fiel en la década del ’90: un permanente déficit comercial, cuyo ajuste fue postergado primero mediante la liquidación del patrimonio del Estado y luego mediante el endeudamiento externo. Ya sabemos como terminó.
En cambio, desde el 2003, mantener el superávit fiscal, el superávit comercial y la cuenta corriente con saldos positivos nos ha permitido sostener el crecimiento y pasar sin sobresaltos la peor crisis internacional de los últimos 80 años. El nivel de reservas, resultado inmediato del superávit comercial sostenido en los años anteriores a la crisis, fue imprescindible para mantener todas las políticas y todas las acciones orientadas a sostener la permanencia de los trabajadores en sus empresas. Este modelo productivo permite que cada trabajador sea a la vez un consumidor, por lo que ante una crisis en el sector externo la mejor herramienta es sostener el mercado interno con los propios trabajadores.
Con esas divisas sostuvimos la demanda agregada, incluso después de haber pagado toda la deuda que temamos con los organismos multilaterales de crédito, y hemos logrado niveles récord de inversión y comienza a aumentar la brecha entre los que vendemos y lo que compramos. Pero, lo más importante, es que más superávit significa más producción nacional y, en consecuencia, más trabajo y mejores salarios para todos los argentinos.
Ministra de Industria de la Nación
En definitiva, es lo que nos permite el grado de libertad, independencia y soberanía política para llevar a cabo las políticas del proyecto nacional de desarrollo con inclusión iniciado en el 2003 por Néstor Kirchner y profundizado por nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Desde el Ministerio de Industria implementamos políticas activas destinadas a aumentar el saldo positivo de la balanza comercial, tanto desde el impulso a las exportaciones de manufacturas (sobre todo las industriales, que son las de mayor valor agregado) como mediante la profundización del proceso de sustitución de importaciones y la preservación del mercado interno de la competencia desleal y de la apertura ingenua a las importaciones.
Y no sólo apuntamos a incrementar el superávit comercial, sino que buscamos que no sea solamente de dólares sino también de trabajo, porque el objetivo primario es llegar al pleno empleo: desde el Gobierno nacional defendemos y trabajamos por una inserción internacional que implique más y mejor trabajo argentino.
Los índices del primer trimestre del año nos demuestran que estamos transitando el camino previsto: el sostenido crecimiento de las exportaciones, así como la reducción de las importaciones, han permitido un superávit comercial en lo que va del año de u$s 1.788 millones. Y las exportaciones acumuladas en enero, febrero y marzo ya superan en un 7% el anterior récord registrado en el 2008 para el mismo período, por lo que nos encaminamos a un 2011 que batirá las marcas históricas en materia de ventas al mundo.
LECTURAS. El saldo positivo de la balanza comercial aumenta porque las importaciones crecen a un ritmo menor que las exportaciones, y ésta es una clara consecuencia de la aplicación de políticas tendientes a equilibrar el déficit de algunos sectores productivos, a aumentar la producción local, a impulsar las inversiones productivas con herramientas de financiación a tasas altamente competitivas, con medidas destinadas a defender y potenciar el mercado interno.
Así, con respecto a las importaciones los rubros más dinámicos en su incremento interanual fueron piezas y accesorios para bienes de capital, bienes intermedios y bienes de capital, lo que evidencia el crecimiento de la actividad industrial y el fuerte proceso inversor en la Argentina. En definitiva, la defensa del mercado interno ha permitido a nuestra industria crecer y sobre todo ha beneficiado a los trabajadores sin restringir la entrada de ningún insumo clave.
Pero además de los bienes de capital, es necesario distinguir la competencia desleal de la genuina. Este Gobierno interviene con medidas contra la competencia desleal para proteger la producción local. Por eso también encaramos un diálogo franco con todos los sectores industriales que venden en nuestro mercado para que profundicen el proceso inversor: de este modo, en la industria automotriz logramos reducir a la mitad el déficit comercial del sector mediante acuerdos con terminales e importadores.
La cadena automotriz-autopartista es emblemática del proceso de reindustrialización en la Argentina, y ha crecido por encima del promedio de la actividad industrial en su conjunto, batiendo año a año récords de producción. El sector ha presentado la paradoja que, a mayor producción, mayor déficit, pero desde el Gobierno, tras identificar el problema y trabajar en las soluciones, hemos logrado acuerdos con importadores y terminales que redundarán en u$s 2.200 millones de reducción del déficit en la balanza comercial, y un porcentaje muy importante de esa cifra surge del aumento de exportaciones, como autos terminados y autopartes. Otro ejemplo es nuestro trabajo con los fabricantes de maquinaria agrícola, para aumentar la producción nacional y sumar más exportaciones.
Seguiremos adelante con un mercado interno fuerte que permita vender lo que se produce en el país, en el que se gana cada vez más participación en productos fabricados en la Argentina. Nuestro mercado no se regala, no dejaremos entrar productos importados en condiciones de competencia desleal, porque no sólo perdemos dólares sino que, lo más importante, perdemos el trabajo de los argentinos que es reemplazado por el de otros países.
No debemos dejar de lado que en la historia argentina el déficit comercial ha sido uno de los obstáculos económicos más importantes para alcanzar el desarrollo. La balanza comercial negativa quiso ser compensada con restricciones que generaron las crisis recurrentes y allí es cuando comienzan a aplicar ajustes.
CAUSA EFECTO. Con un Estado ausente, que hace del ajuste permanente la única forma de gestión, se reduce aún más la recaudación, la inversión y se recurre al endeudamiento, generando un círculo vicioso del que se hace muy difícil salir. El resultante de este proceso tuvo su cara más fiel en la década del ’90: un permanente déficit comercial, cuyo ajuste fue postergado primero mediante la liquidación del patrimonio del Estado y luego mediante el endeudamiento externo. Ya sabemos como terminó.
En cambio, desde el 2003, mantener el superávit fiscal, el superávit comercial y la cuenta corriente con saldos positivos nos ha permitido sostener el crecimiento y pasar sin sobresaltos la peor crisis internacional de los últimos 80 años. El nivel de reservas, resultado inmediato del superávit comercial sostenido en los años anteriores a la crisis, fue imprescindible para mantener todas las políticas y todas las acciones orientadas a sostener la permanencia de los trabajadores en sus empresas. Este modelo productivo permite que cada trabajador sea a la vez un consumidor, por lo que ante una crisis en el sector externo la mejor herramienta es sostener el mercado interno con los propios trabajadores.
Con esas divisas sostuvimos la demanda agregada, incluso después de haber pagado toda la deuda que temamos con los organismos multilaterales de crédito, y hemos logrado niveles récord de inversión y comienza a aumentar la brecha entre los que vendemos y lo que compramos. Pero, lo más importante, es que más superávit significa más producción nacional y, en consecuencia, más trabajo y mejores salarios para todos los argentinos.
Ministra de Industria de la Nación
(Comercio Exterior – Automotrices)
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