El Gobierno tiene bajo estudio tres planes de reforma tributaria
21-05-12 00:00 Las iniciativas buscan gravar la renta financiera y modificar el impuesto a las Ganancias. Cualquier intento pasará por el Congreso, sin tocar la coparticipación
Son cada vez más los cerebros económicos del Gobierno que piensan que el próximo paso es llevar adelante una reforma impositiva. Según supo El Cronista, existen en estos momentos tres propuestas que dan vueltas por otros tantos despachos del Ministerio de Economía. Todas coinciden en la necesidad de modificar el Impuesto a las Ganancias y gravar la renta financiera.
Al ya conocido «Plan Antievasión III», que trabajan en la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) de Ricardo Echegaray y en la Secretaría de Hacienda de Juan Carlos Pezoa, se sumó en los últimos días una «reforma integral» que llegó al despacho del Ministro de Economía, Hernán Lorenzino. Se trata de un documento elaborado por cincuenta de los tributaristas más prestigiosos del país nucleados en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas. Es una propuesta que será presentada al público en los próximos días.
La tercera iniciativa, todavía en pañales, es, sin embargo, la que más chances tendría de ser concretada. Ésta saldrá del despacho del viceministro de Economía, Axel Kicillof.
Cuentan cerca del viceministro que, luego de la estatización parcial de YPF, el próximo objetivo del economista es la reforma tributaria. La iniciativa no tocará el régimen de coparticipación de impuestos para no caer en las obvias negociaciones sin puerto con los gobernadores, ya que necesita lograr un acuerdo con las veinticuatro provincias y la Ciudad de Buenos Aires. Pero buscará avanzar en un sistema impositivo más acorde con la heterodoxia económica, que contemple cambios en el impuesto a las Ganancias y en gravámenes a la renta financiera. Kicillof, entienden quienes pisan los despachos oficiales, es hoy el único funcionario con poder para avanzar en esa cuenta pendiente del kirchnerismo.
Pero lo que hasta el mes pasado avanzaba a paso firme se detuvo por la coyuntura. El cepo a la compra de dólares y la histeria generada alrededor de la divisa, por un lado, la disputada reforma impositiva bonaerense, por otro, y la sostenida desaceleración en la economía y en la recaudación, obligaron a redefinir prioridades en los equipos de Kicillof.
La necesidad de gravar la renta financiera es uno de los aspectos en los que coinciden todas las ideas de reforma. El Plan Antievasión III de Echegaray y Pezoa avanza a medias. El boceto propone que paguen impuestos los beneficiarios de la compraventa de acciones y bonos que no coticen en la Bolsa y los ciudadanos extranjeros que inviertan en papeles de cotización pública. Además, dispone que los fideicomisos de cualquier naturaleza (financieros o no) paguen una tasa del 35% de Ganancias.
En otros ámbitos kirchneristas esto tiene sabor a poco. En un libro de reciente aparición titulado Origen, apropiación y destinos del excedente económico en la Argentina de la posconvertibilidad, el titular de la UIF, José Sbattella, afirmó: «Entendemos que la debilidad radica en la política tributaria, que mantiene su perfil regresivo heredado del modelo neoliberal», escribió. El funcionario considera necesario profundizar la presión tributaria sobre los sectores de más excedente económico: «Los sectores de minas y canteras e intermediación financiera». Y hasta menciona «la importancia de incorporar un impuesto a la compra y venta de moneda extranjera», ya que «el 50% de los capitales fugados se materializa a través de la compra de divisas».
(Panorama Económico – Actividad Económica)
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