Profundizar el modelo para industrializar la ruralidad

Argentina – 30/09/2011 – Buenos Aires Económico – Pág. 4/Agro Industria – Tiempo de Lectura: 6′ 21»
 
El análisis de Débora Giorgi*
Desde 2003 la Argentina tiene un modelo de país basado en la producción y el trabajo. Así, la industria nacional creció un 102% en los últimos ocho años y ahora el desafío es profundizar el modelo para agregar más valor a nuestra producción y, como dice la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, «industrializar la ruralidad».
En los próximos 10 años nuestro país incrementará su cosecha hasta las 150 millones de toneladas y para lograr esto se requerirán 250.000 tractores, si se tienen en cuenta los nuevos que se fabricarán y la renovación de la flota existente. Debemos aprovechar la oportunidad que constituye nuestra propia demanda interna y no regalar este mercado a otros países.
Trabajamos día a día, desde el Gobierno nacional, para que nuestro país cuente con inversiones productivas que le permitan abastecer con productos de calidad su demanda y también cuidamos nuestro mercado de la competencia desleal.
Un ejemplo de los resultados de las políticas aplicadas por este gobierno es el caso de la empresa norteamericana John Deere, que esta semana anunció una inversión de 130 millones de dólares para comenzar a producir tractores y cosechadoras en el país -que hasta ahora se importaban-y duplicar la fabricación de motores en la planta de Granadero Baigorria, Santa Fe. Esta inversión generará 300 puestos de trabajo directos y 1.000 indirectos y sustituirá importaciones por 120 millones de dólares al año.
La empresa argentina de maquinaria agrícola Pauny realizó, este año, un acuerdo comercial y de integración productiva con su par brasileña Stara, que implicó una inversión de 12 millones de dólares para fabricar tractores y pulverizadoras -que hasta ahora se importaban- en la planta que Pauny posee en Las Varillas, Córdoba. Este proyecto generará 480 nuevos puestos de trabajo y permitirá una sustitución de importaciones por 65 millones de dólares entre 2012 y 2015.
También hace pocos meses la empresa Case New Holland anunció una inversión por más de 100 millones de dólares para fabricar cosechadoras de tecnología avanzada y tractores de aplicaciones especiales que hasta ahora no se producían en toda América latina. El 80% de la inversión es destinada, en principio, a ensamblar las maquinarias y en 12 meses la firma nacionalizará la producción de sus partes y piezas. La mitad de las máquinas fabricadas abastecerán el mercado local y el resto será exportado a Latinoamérica. Con el 20% de la inversión restante, la firma producirá en el país un motor con el que equiparará los tractores y las cosechadoras. La inversión generará 600 nuevos puestos de trabajo directos y*1.500 indirectos.
ÉSTOS SON SÓLO ALGUNOS EJEMPLOS DE LO QUE PODEMOS LOGRAR. Hoy, la Argentina tiene la capacidad para proveer alimentos a 400 millones de personas en el mundo, pero esto implica que tenemos que agregar valor en cada una de las provincias donde se genera la materia prima. Debemos producir los bienes de capital y los insumos de las distintas cadenas productivas de modo de generar en cada pueblo, provincia y región nuevos centros de desarrollo industrial, fraccionados por la competitividad de nuestros recursos naturales.
La agroindustria nacional está de pie y no quedan dudas de la enorme oportunidad que tenemos para la producción de alimentos. La Presidenta hace en esto un eje fundamental de la orientación de todas las políticas de gobierno. Y creo que tenemos la obligación de aprovechar ese futuro.
«Industrializar la ruralidad» implica agregar valor en origen, lo que genera arraigo y desarrollo local. Tenemos como ejemplo el caso del sector algodonero textil en Chaco y Santiago del Estero o la producción avícola en Entre Ríos, Santa Fe y provincia de Buenos Aires. Hay otros sectores con gran potencial como la cadena forestomaderera, papel y muebles en la región del NEA y la Mesopotamia o el de química y petroquímica en la Patagonia y Cuyo.
Por otra parte, la Argentina está inmersa dentro de un contexto internacional nuevo.
Los países emergentes son el motor del crecimiento. Se calcula que para el 2015 los 10 países emergentes más importantes aportarán a la riqueza del PBI mundial lo mismo que los diez primeros países desarrollados.
Argentina es un país emergente y cuenta con recursos naturales como una gran superficie de tierra arable, reservas de agua dulce, minería y riqueza forestal. Esto hace que tengamos un futuro más que promisorio por delante, pero ese futuro implica un desafío: agregarle más valor y trabajo argentino a nuestros productos.
PLAN 2020. Somos conscientes del momento estratégico en el que estamos. Ahora que hemos recuperado tasas sustentables de crecimiento por un largo período, es tiempo de ajustar las políticas y planificar los objetivos. En este sentido, hemos implementado el Plan Estratégico Industrial 2020, un ámbito en el que todos los integrantes de distintos sectores -como maquinaria agrícola y alimentos- y el Estado plantearon los desafíos para establecer de qué forma seguimos agregando valor a nuestra producción.
Dentro de la producción alimenticia, el sector avícola es emblemático, porque hasta el 2003 estaba condenado a la importación y ahora no sólo produce en el país para el mercado local sino que exporta productos a los que agrega valor: por ejemplo, una tonelada de pollo trozado y cocido transforma 622 dólares de alimento en 2.300 dólares de pollo exportado.
El mercado interno fue muy importante para este sector, ya que el consumo de carne aviaria creció de 18,4 a 38,5 kilos anuales por habitante; esto, más el consumo exterior, permitió un crecimiento del 88% en el nivel de empleo del sector.
También podemos destacar la performance virtuosa que ha registrado el sector productor de lácteos, que exporta más de 1.000 millones de dólares, que puede abastecer un consumo interno de 205 litros per capita y aumentó un 30% su producción.
Otra ejemplo es la industria productora de carne porcina; luego de quedar al borde de la desaparición en el 2000, hoy llegamos a un consumo de 5 kilos anuales per capita y su producción creció más del 80%. Esto no fue casualidad, es el resultado de un modelo que privilegia la producción y el trabajo nacional.
Tenemos un gobierno que sabe de la necesidad de un mercado interno pujante, porque la demanda crea la oferta, no es al revés. Empleos con buenos salarios hacen a un mercado interno fuerte, que alienta la inversión y luego con más agregación de valor se puede dar un salto exportador, primero a la región y después al mundo. Tampoco podemos olvidar la firme decisión por parte del Gobierno nacional de proteger su mercado interno de la competencia desleal.
Otro aspecto fundamental del modelo es que el Estado llevó adelante una política de fuerte inversión pública, que se compone de tres ejes: primero, la inversión pública productiva, es decir, energía, caminos, puertos, entre otros. Segundo, la inversión en educación, en recursos humanos, en capacitación. Tercero, la inversión en ciencia, tecnología e innovación. Estos tres tipos de inversiones hacen a un desarrollo sustentable en el tiempo.
Esta inversión es indispensable para tener caminos, rutas, autopistas, puentes y puertos para que distintas regiones estén comunicadas, puedan producir y transportar sus productos hacia otras regiones o exportarlos al mundo. De la misma forma que es necesario invertir en nuestros recursos humanos y en innovación.
CADENA DE VALOR. Para los próximos 10 años tenemos como objetivo que la cadena de la industria alimenticia argentina esté en condiciones de cubrir gran parte de la creciente demanda mundial de alimentos, así podremos generar en este sector, para 2020,80.000 nuevos puestos de trabajo. También entre los objetivos están el producir 18.000 millones de litros de leche al año, 3 millones de toneladas de pollos y 800.000 toneladas de carne porcina, y aportar 8.000 millones de dólares a la balanza comercial del país.
Ésta es una forma de agregar valor, a través de la sustitución de importaciones. Argentina se encuentra en un proceso de industrialización en el que sustituye con producción nacional bienes y servicios que antes importaba. Lo esencial de este proceso es que la sustitución no se hace de cualquier manera y con cualquier calidad, sino como parte de una industrialización que apunta al desarrollo sustentable de la economía argentina para alcanzar la equidad.
Todos estos logros no los puede alcanzar un gobierno solo. Lo estamos haciendo entre todos, con el trabajo conjunto del sector público y el sector privado, con el acompañamiento de empresarios, que invierten día tras día, y con los que entendieron que con estas políticas ganamos todos.
‘Ministra de Industria de la Nación

(Comercio Exterior – Sector Alimenticio)

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *