El sector empresario ya presume la reelección de la presidenta

Argentina – 30/04/2011 – Tiempo Argentino – Pág. 2-3/Economía – Tiempo de Lectura: 5′ 21»
 
Un amplio relevamiento por actividad y tamaño de la unidad productiva revela que, más allá de sus posiciones, las patronales aceptan que difícilmente no renueve su mandato. Por eso, el escenario en la economía es de certidumbres.
Si, como es muy probable, la presidenta se vuelve a presentar, es también altamente probable, hoy, que gane. No habría motivo para que haga las cosas distintas a cómo las está haciendo.» Esa fue la definición tajante proveniente de fuentes cercanas a la cúpula de la UIA que, consultadas por Tiempo Argentino, prefirieron no develar su identidad. Pero ya está todo dicho.
ECONOMÍA Y POLÍTICA. La economía política recibe ese nombre en virtud de la unidad que existe entre los aspectos objetivos de la producción y reproducción del régimen social y sus expresiones subjetivas. Se infiere que, por lo tanto, no estudia fenómenos completamente previsibles sino que busca indagar desenlaces posibles en función de los intereses, muchas veces contradictorios, que existen entre los diferentes actores del proceso social.
«La política es economía concentrada», escribió un famoso revolucionario marxista ruso para definir la naturaleza de los partidos políticos que, de este modo, serían la expresión subjetiva y consciente de intereses que son objetivos.
EL PROBLEMA DEL PODER. La disputa por el poder, entonces, no sería otra cosa que la pugna por definir qué interés social se constituirá como dominante y cuales serán, por lo tanto, los beneficiados en el terreno de la economía.
La política, entonces, debería ser expresión subordinada de la economía y no al revés. Sin embargo, la relación existente entre una y otra muchas veces se invierte y, acontecimientos de carácter estrictamente políticos aparecen como factores que influyen en el desarrollo de los procesos objetivos, aquellos vinculados con la organización y la toma de decisiones en el ámbito de la economía. Eso ocurre cuando no existe previsibilidad sobre el rumbo que, desde la política, se tratará de establecer para la economía. La incertidumbre influye sobre los agentes económicos que toman decisiones o dejan de tomarlas a la espera de que se ordene el mapa de la relación de fuerzas entre los agentes de la producción.
Los años en los que se vota, la instancia máxima de ordenamiento del régimen político en democracia, son un escenario en el que, históricamente, el empresariado tiende a ser cauteloso a la hora de la toma de decisiones estratégicas.
La potencial imprevisibilidad del escenario futuro y el impacto que pudieran generar sobre otros agentes, tanto nacionales como internacionales, los diferentes escenarios que emerjan de la elección plantean como posibilidad una situación de impasse en términos de inversiones, aumento del empleo o apertura de nuevos emprendimientos.
PERCEPCIÓN UNÁNIME. Una muestra de decenas de empresarios y titulares de cámaras empresariales del país consultados por Tiempo Argentino revela, casi unánimente, que las próximas elecciones nacionales no habrían creado un escenario incierto, sino que, por el contrario, las decisiones se están tomando con vistas al 2012 con independencia del proceso electoral en curso.
Las mismas fuentes cercanas a la UIA señalaron también que «al menos entre los empresarios argentinos, no sé los extranjeros, la elección no causa ningún impacto en la toma de decisiones. Estamos acostumbrados a sobrevivir en circunstancias muy difíciles, hemos pasado inflaciones, hiperinflaciones, recesiones, calenturas de la economía, gobiernos malos, gobiernos buenos. Aprendimos como desempeñarnos en todas las situaciones. El que diga que espera que amainen los vientos está macaneando, el empresario es una persona que va para adelante, por naturaleza es optimista.»
Juan Carlos Lascurain, presidente de ADIMRA y ex titular de la UIA entre 2007 y 2009, aseguró que «el proceso electoral no sólo no va a afectar las expectativas de inversión en el sector sino que la posibilidad de continuidad favorece nuevas inversiones y mayor empleo».
Por su parte, y a título personal, Francisco Aschelarre, titular de la Asociación Aregentina de Compañías de Seguros, conicidió al señalar que «el proceso electoral, hasta ahora, no ha afectado el curso de la economía»
El titular de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Vicente Lourenzo, analizó la actitud de los consumidores y aseguró que «contrario al proceso electoral del 2009, que incidía en forma directa sobre la actitud del consumidor, que estaba asustado y con incertidumbre y, por lo tanto, dejaba de consumir para ahorrar en dólares, en 2011 se está dando un proceso inverso: se mantienen los niveles de consumo del 2010». El proceso electoral no está siendo un problema porque hay una cierta claridad y presunción de cuál va a ser el resultado y eso no va a modificar la situación laboral y salarial.
Para Dante Álvarez de la Cámara de Concesionarios de Autos (ACARA), «vamos a un año récord en el sector que muestra que, si hubiera alguna influencia de la elección, es positiva. No hay retardo en las inversiones, por el contrario.» En general, además, se descartaron posibles cambios de escenario o modificación en las principales variables macro como el tipo de cambio para antes o después del proceso electoral.
MANTENER EL RUMBO. La profunda disgregación de la oposición política que, con la curiosa excepción de la izquierda, parece fragmentarse un poco más cada día, podría también estar explicando esta actitud desde un pragmatismo realista del empresariado que asume que la partida ya está jugada.
Otra lectura posible es que sea precisamente al contrario y que la búsqueda de previsibilidad y estabilidad del empresariado lo que empuje la reelección oficial. Más allá del rechazo visceral sobre algunos de los aliados estratégicos del gobierno, tanto a nivel local como regional, podría haberse instalado en su ánimo una idea de aceptar el destino ya no como un «mal menor» sino como «mal necesario» que, claro, no es exactamente lo mismo.
UNA MANO EN EL BOLSILLO Y LA OTRA EN EL CORAZÓN. Los resultados de las polémicas asambleas ordinarias y las diferentes actitudes tomadas por el reclamo, legalmente incuestionable, acerca de la presencia estatal en los directorios en una relación proporcional a las acciones de la ANSES también dejaron relativamente aislado al sector empresario más reacio ideológicamente al gobierno.
Pero incluso en los sectores enfrentados con la Casa Rosada durante los últimos años hay un resignado reconocimiento de lo que depararía el escenario político electoral. Semanas atrás, el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati, visiblemente desilusionado por la reciente renuncia a la aspiración presidencial del actual vicepresidente Julio Cobos, ya había señalado en El Cronista TV que, si bien asume como «un peligro» la política de un gobierno que, según él, habría «ahondado en la destrucción de los mercados», reconoce que «la posibilidad de que Cristina pueda ser reelecta es una teoría cierta».
De este modo, aquel consejo presidencial allá por agosto de 2010 que rezaba «Les pido que no se pongan la mano en el corazón. Les pido que se la pongan en el bolsillo y adviertan todo lo que hemos logrado en estos años» parece haber cautivado, al menos pragmáticamente, a todo el arco patronal, incluso a ese sector más díscolo.<

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